Infiltrados

FIRMAS

13 sep 2013 . Actualizado a las 15:07 h.

Ayer vivimos en Vigo una lección de gran periodismo. Pescanova celebraba una trascendental junta general de accionistas. Pero su dirección decidió blindar el acto, vetando a los medios. El dispositivo de seguridad se anunciaba como el de la sede de la CIA en Langley.

Sin embargo, ocho periodistas asistieron a la junta en primera fila. Lo hicieron porque consiguieron que un grupo de inversores los acreditasen como accionistas. Así que allí estaba la prensa, cómodamente sentada, tomando notas de todo.

Gloria eterna a mis audaces compañeros, convertidos por un día en accionistas del congelado. Es para celebrarlo, sobre todo tras el bochorno periodístico de la candidatura de Madrid 2020. El entusiasmo injustificado, la ocultación del ridículo de las ruedas de prensa y la parcialidad absoluta presidieron la cobertura de semejante chapuza. Así que da gusto asistir a una lección de periodismo como la de ayer en Pescanova.

Aunque la maniobra está bien sin pasarse. Hay un cuento de Stanislaw Lem en el que unos piadosos cristianos viajan en el tiempo a la Judea del año 33, para conocer en persona a Jesús de Nazaret. No pueden intervenir en nada, para no cambiar la historia. Aparecen en una plaza vacía de Jerusalén. Sale a un balcón un prefecto llamado Pilato con dos presos. Va a liberarlos, ya que nadie muestra interés por ellos. Pero aparecen los viajeros del tiempo. Y no tienen otra que gritar: «¡Libera a Barrabás! Y a Jesús, ¡crucifícale!». Así regresan a su casa atormentados: iban de turismo en el tiempo y terminaron matando a Jesús.

Así que cuidado con infiltrarse. Lo de ayer, con medida. No llegue el día en que haya más periodistas que accionistas. Y salga presidente Rodolfo Langostino o el Capitán Pescanova.

eduardorolland@hotmail.com