En el límite de la vida

Jorge Casanova
Jorge Casanova SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

Sandoval

De guardia con el helicóptero del 061, el sistema más eficaz contra los infartos

23 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Son las nueve y media de la mañana en Muros. Hace un día luminoso, el primero en semanas, pero Juan, 48 años, no puede apreciarlo. Lo que sí siente es la angustia que le invade radiada desde su corazón enfermo. Sabe qué está pasando y lo que tiene que hacer. Pone la pastilla de emergencia debajo de su lengua y espera. Siente un alivio momentáneo pero insuficiente. Y en pocos minutos oye de nuevo cómo cabalga el infarto, que se acerca. Y llama al 061.

La comunicación es rápida y eficaz. El paciente ya sufrió un infarto hace unos años y le explica al médico lo que cree que está ocurriendo. La siguiente llamada ya es interna: la centralita avisa a la base de Santiago para movilizar el helicóptero, que sale a la carrera hacia Muros buscando una vida que se escapa y que, a partir de entonces, estará ya en manos de uno de los sistemas más eficaces de España para impedir que sus ciudadanos engrosen la siniestra lista de decesos por infarto.

Cuando el helicóptero, dotado con piloto, copiloto, médico y enfermero, llega a Muros, el paciente, que vive en el centro de la villa, ya está en el ambulatorio. Es estabilizado en unos minutos, subido al helicóptero y evacuado al Clínico de Santiago, donde ya lo están esperando en la sala de hemodinámica para dilatarle las arterias y, probablemente, instalarle un nuevo muelle (o varios, porque Juan ya tiene tres) que mantenga su asfixiada circulación sanguínea en ritmos aceptables. Todo ha transcurrido en tiempo récord. De la vida a la muerte y de nuevo a la vida en apenas dos horas. Una experiencia inolvidable.

Juan es un nombre ficticio, pero el episodio, que en realidad no tiene nada de extraordinario, ocurrió hace diez días. Cuando el equipo aterrizó de nuevo en Santiago, la doctora Charo Rúa no entró en la base comentando los detalles del paciente al que en ese momento le estaban cargando unos cuantos cientos de amaneceres en su futuro, lo que decía era que hacía un día precioso y que ¡qué bonita estaba la costa desde el aire!

Estresado pero normal

«Este es un trabajo que genera estrés, momentos de mucha tensión, pero es un trabajo perfectamente normal», expone la médica, veterana, menuda y metida no dentro de una bata blanca, sino de un mono azul: «Un médico de atención primaria lo aborda todo, nosotros solo a los que están con un pie aquí y otro allá». Es una situación compleja. Otro médico que anda por allí haciendo guardia con la ambulancia, me da algunos detalles más: «Es un trabajo muy especial porque en un tiempo ultrabreve debes tomar decisiones muy importantes. Y no tienes analíticas, ni radiografías. Tienes que ser muy rápido para ayudar al paciente». No lo quiere pronunciar, pero esa es la idea. En un momento lo salva o no. Con 22 años de vuelo, literalmente, la doctora Rúa ha visto de todo. «Tengo muchas, muchísimas buenas experiencias para recordar. Las malas, que también las hay, las intentas archivar».

La doctora me atiende mientras pasa datos al ordenador. Los médicos del 061 hacen también una labor de investigación y son clave en el desarrollo del programa Progaliam, que ha unificado y mejorado la coordinación de recursos en la atención a los infartos de miocardio hasta convertirse en uno de los programas más exitosos en la atención a ese problema. «Las mañanas son más burocráticas -comenta- y las tardes pueden ser tranquilas, o no». En realidad, nunca se puede saber qué va a traer el día, aunque hoy sí saben que la tarde, si ninguna urgencia lo impide, estará marcada por un simulacro que se celebrará en Vilagarcía y que tiene movilizada a más gente que de costumbre.

Los servicios del helicóptero del 061 han crecido sustancialmente en los dos últimos años: un 15 % en el 2012 y se espera una cifra semejante para el actual: «En principio, deberían ser menos las salidas por el descenso de los accidentes, pero lo cierto es que cada vez salimos más», confirma la doctora. Mientras, el otro equipo, que hoy se encarga de la ambulancia, regresa de otro servicio: «Bueno, ya hemos salvado otra vida», comenta el doctor como si tal cosa.

La pregunta correcta

Durante la comida, en una sala del hospital provincial, da tiempo para charlotear un poco. Un joven piloto con cuatro meses en Galicia tras un año en Extremadura, confirma que no es lo mismo: «Allí siempre hay un lugar donde aterrizar. Aquí no es tan fácil». «Es una de las cosas buenas del trabajo, la visión que tienes desde el aire -dice la doctora Rúa-. Aunque muchas veces piensas lo tranquilita que irías por el suelo. A veces te mareas, pero cuando llevas un paciente no te mareas nunca. Debe ser cuestión de adrenalina».

Adrenalina seguro que no falta en este trabajo, donde la vida viene y va en cuestión de minutos. El tiempo es la clave de todo: «A veces nos preguntan cuántas salidas hemos hecho para evaluar la eficacia del servicio. Pero es una pregunta incorrecta. Lo que deben preguntar es cuántas vidas salvamos».