Manos lalinenses para mimar a las platas olímpicas

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LALÍN / LA VOZ

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RAMON LEIRO

El osteópata de Cal y Gómez Noya, feliz por sus triunfos

09 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

David Cal y Javier Gómez Noya tienen muchas cosas en común. Son deportistas de alto nivel, gallegos, han conseguido una merecida y sufrida medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, y además, comparten osteópata. De Lalín, para más señas. El dezano Juan Carlos Crespo ha sido durante los últimos años uno de los encargados de velar por el cuidado de los dos deportistas. Por su clínica de osteopatía de Pontevedra han pasado regularmente para conseguir que sus cuerpos estuviesen en un estado óptimo, de cara a la cita olímpica. De ahí que ayer Juan Carlos señalase que «el martes fue una fiesta, y ayer otra». Todavía no ha hablado con los protagonistas, prefiere que disfruten de su momento, y ya habrá tiempo para felicitarlos, aunque sus palabras están impregnadas de orgullo por lo que Cal y Gómez Noya han logrado. «Lo del acelerón de David fue espectacular, y ya me gustaría a mi saber si Alistair Brownlee habría ganado de no tener a su hermano al lado».

Juan Carlos Crespo comenzó a tratar a David Cal en el año 2001. Desde entonces ha visto cómo se esforzaba por alcanzar la cúspide. «Para Londres tanto David como Javi han estado trabajando y trabajando sin descanso durante los últimos cuatro años. Ahora todo ese esfuerzo ha tenido su recompensa, es el premio a tanto sacrificio», comenta Juan Carlos, que consultó a Cal la semana pasada, antes de que partiese hacia Londres. «Llegaba fortísimo, lo mismo que Javi, al que vi el último viernes de julio. Los dos son deportistas olímpicos que trabajan, se cuidan y no sufren apenas lesiones», asegura Crespo. «La última visita fue solo una revisión de las estructuras corporales, a nivel muscular, visceral, craneal, de ligamentos... Fue comprobar que sus cuerpos estuviesen en harmonía y en la mejor situación posible. Lo cierto es que creo que nunca los vi tan bien», dice el osteópata, que bromea señalando que «me siento un privilegiado al tratar cuerpos olímpicos».

El especialista lalinense se muestra orgulloso del éxito de sus pacientes, aunque señala que «no los quiero ver por aquí hasta octubre». Ahora, añade, es el momento de que disfruten de su gloria.