11 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.
La crítica se apresuró a establecer paralelismos entre la vida y circunstancias del sofisticado personaje de la duquesa Georgiana del siglo XVIII (en la piel de Keira Knightley) con la malograda princesa Diana de Gales. Sobre todo en la infelicidad que dominó sus vidas, pero también en la elegancia y su manera de vestir. Georgiana era la envidia femenina de la época por sus ropas. De hecho, La duquesa se llevó el Óscar al mejor vestuario con todo merecimiento y en general toda la parte de recreación de interiores y maquillaje resulta asombrosa, tocada con el estilo pulcro que caracteriza al cine británico, bien subrayado por la estilizada música de Rachel Portman.