La «Queima do Judas», una tradición actualizada

camilo franco TONDELA / LA VOZ DE GALICIA

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carlos teles

La celebración de Tondela se convierte cada año en una representación única

08 abr 2012 . Actualizado a las 07:07 h.

Diez minutos de fuego queman el trabajo intenso de una semana. Así es la Queima e rebentamento do Judas, un espectáculo que solo puede ser visto una vez en la vida y en el que colaboran profesionales y voluntarios de las artes escénicas de Tondela, localidad portuguesa cercana a Viseu.

En la noche del sábado desaparece el trabajo que a lo largo de los anteriores siete días ha dado forma a una ópera popular única que tiene una cita anual pero que no se repite nunca. La Queima actual nace de una tradición profana que, llegada la noche del sábado santo quemaba un Judas hecho de paja al que se acusaba de traidor. Cuando los mayores del lugar entendieron que la costumbre peligraba pasaron el testigo a la compañía de teatro Trigo Limpo, que forma parte de la Asociación Cultural Recreativa de Tondela, Acert. Se mantuvo durante casi otra década, pero bien entrados los noventa la compañía decidió dar varios pasos: sumar dramaturgia, música, coreografías, pirotecnia y mantener el fuego como elemento final. También decidieron combinar profesionales y voluntarios, estudiantes y artistas. Desde entonces, cada año la estructura de funcionamiento y el operativo es similar, pero la obra siempre cambia. Cambian los textos, las músicas, la danza, cambian los argumentos y los muñecos gigantes que arden. Los motivos cambian, el fuego permanece.

El año pasado era don Quijote y este año fue Gil Vicente quien puso palabras antes de las llamas. De este modo, según Miguel Torres, coordinador de la Queima, «el espectáculo solo se puede ver una vez». Torres explica que, en realidad, hay dos atractivos diferentes: «Uno es la celebración, otro es la semana de trabajo en la que todo se hace, la colaboración de la gente y cómo se organiza: es otra celebración». El director de todo lo artístico de la celebración, Jose Rui Martins, explica que la incorporación a la Queima original de un argumento, de la música o de interpretación «no cambia el carácter simbólico de la fiesta, no resta importancia al carácter purificado del fuego o al hecho de marcar un tiempo nuevo que nacía tras quemar el viejo». Este año, el monstruo quemado tenía tres cabezas como, tres miembros tiene la troika europea que fiscaliza a Portugal. Por algún lado hay que rebelarse.