Galicia logra mantener su cuota de casi el 9 % en el nuevo comité

Manuel Cheda SEVILLA / ENVIADO ESPECIAL

FIRMAS

Rojo entra en una ejecutiva de la que sale Porro y en la que se quedan otros 7

19 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

«De eso [de los representantes que Galicia ya tiene en el comité ejecutivo del partido] no bajamos. Seguro». Había apostado fuerte Feijoo el día anterior al de autos y ayer, en la tarde clave, pudo dedicarse a recoger los réditos de montar a lomos de un caballo que, en efecto, era ganador. Sumando electos y natos, ocho gallegos se contaban en la cúpula del PP y ocho se cuentan: un 8,9 % del global de miembros. Siete continúan, entre ellos, obviamente, Mariano Rajoy; una, Corina Porro, sale forzosamente por su actual ocupación, la de liderar el Consello Económico e Social; y entra otra, la presidenta del Parlamento autónomo, Pilar Rojo (A Coruña, 1960), quien, a preguntas de La Voz, se confesó «orgullosa y honrada por el hecho de que hayan confiado en mi para esta responsabilidad en la que pondré todo mi empeño».

Compartirá vocalía con la ministra de Fomento, Ana Pastor (Zamora, 1957), y el eurodiputado Francisco Millán Mon (Pontevedra, 1955). En el citado órgano directivo también tendrán asiento Alberto Núñez Feijoo (Ourense, 1961), en tanto que presidente regional; José Manuel Barreiro (Lugo, 1957), como portavoz de los conservadores en el Senado; el tocayo de este último Romay Beccaría (Betanzos, 1934), en su renovada calidad de tesorero nacional de la organización; y Javier Dorado (Vigo, 1988), en la condición de número dos de Nuevas Generaciones, las juventudes de los populares. Además, de otra instancia del partido, su junta, formará parte el ferrolano Arsenio Fernández de Mesa.

En una primera valoración, Feijoo, consultado acerca de cómo interpretaba el número de gallegos que Rajoy había decidido incluir en su nuevo equipo, se reconoció «más que satisfecho». Eso lo dijo cayendo la noche sobre Sevilla, pero ya por la mañana había encontrado su espacio de gloria en el plenario del congreso de la gaviota, donde tuvo la oportunidad -apenas un puñado pudo emularlo- de dirigirse a un auditorio de tres mil compromisarios e invitados.

Ante ellos, como coautor de la ponencia social del cónclave, reclamó «un gran pacto político» para, en un momento de vacas muy flacas, blindar la sanidad y la educación públicas, así como los servicios fundamentales a los ciudadanos. «No podemos permitir -apostilló- que sean borrados del sistema».