Camioneros de fiesta en Ortigueira en vísperas de decidir si van a la huelga

ANA F. CUBA ORTIGUEIRA / LA VOZ

ORTIGUEIRA

De izquierda a derecha, Jorge, Borja y Carlos, organizadores de la concentración junto con Óscar, anoche en la Alameda
De izquierda a derecha, Jorge, Borja y Carlos, organizadores de la concentración junto con Óscar, anoche en la Alameda FÁTIMA PENA

Los profesionales alertan del incremento de los gastos y los bajos portes

04 nov 2022 . Actualizado a las 22:19 h.

Los camioneros podrán opinar mañana sobre la propuesta de paro de la Plataforma Nacional en Defensa del Sector del Transporte. Antes, unos 140 profesionales del sector participan en la tercera concentración de Ortigueira, con casi medio millar de personas (entre chóferes y familiares) inscritas en la comida que se celebrará hoy en la carpa de la Alameda. Jorge Fernández, uno de los organizadores, destaca la respuesta de la gente, pese a las dificultades que atraviesa el sector, que podrían llevarle a reeditar la huelga indefinida de marzo.

Estefanía Burgos, asturiana de 33 años, no ha querido perderse este encuentro. «Cuando fui la primera vez a la concentración de Ortigueira no conocía a nadie y salí con una gran familia, es lo que me gustó», destaca. Lleva cuatro años a los mandos de una góndola cristalera por toda España y en alguna ruta internacional, y no piensa parar, salvo que la obliguen, «con neumáticos y cristales rotos, como ocurrió en marzo». «Se paró una vez y se consiguió poco o nada, y ahora, si se para otra vez se va a ir a la ruina mucha gente», esgrime.

Para esta transportista, la solución pasa por «unirse e ir todos a una». «Si tú le cobras al cargador a 1,45 euros por kilómetro y otro se lo hace por 1,10, se lo da al otro. Pero si nadie lo hiciese a menos de 1,45, tendrían que pagar 1,45», razona. «Con papel y boli, el mínimo para tener un sueldo tendría que ser de 1,60 euros por kilómetro, pero hay quien anda a 0,87, la ruina total», concluye. Sostiene que quienes sí secundarán la movilización son los autónomos que tributan por módulos, «porque ya tienen que parar si o sí a mediados de noviembre para que Hacienda no les cruja».

Carlos Muíño, de 48 años, y su mujer, María del Mar Díaz, de 49, vecinos de Narón, conducen dos camiones. Ella transporta madera, siempre dentro de Galicia, y él suele salir de la comunidad cargado de madera y regresa «co que haxa, alimentación, prefabricados, téxtil...». Muíño ve la situación actual «igual que la de marzo». «Tenemos el problema del gasoil y el del precio [de los portes] que ya veníamos arrastrando de antes, por la competencia desleal y porque los cargadores aprovechan su posición de dominio. Somos el único sector en el que quien pone el precio el cliente», denuncia.

Este transportista advierte un bajón de la actividad en las últimas semanas y constata el encarecimiento brutal de los gastos: «Hace seis años, el AdBlue [marca comercial del aditivo de urea para vehículos diésel] lo pagaba a 0,32 el litro, y ahora a 1,30; el aceite se dobló; los neumáticos pasaron de 470 o 480 euros a 620, y además escasean; el aceite hidráulico para la plataforma con grúa que tenemos para la madera, el bidón de mil litros subió de 800 a más de 1.700 euros... Es imposible repercutir todo esto en el precio del porte, que depende del tipo de carga». «Resistimos porque estamos los dos», concluye.

Muíño también echa en falta la unión del sector y solo se explica su continuidad por la vocación —«en 23 años solo tuve vacaciones uno, 15 días»—. Rubén Cuqueira, vecino de Cerdido de 42 años, ha dedicado media vida al camión. «Empecei de chófer e agora teño seis camións [...], traballo coma un burro para sobrevivir», enfatiza. Transporta madera para la fábrica de Ence en Navia y no se queja: «Estase portando moi ben, cumprindo o acordado, subíndonos cando sube o gasóleo [...]. Os compañeiros da ruta estano pasando mal».

Cuqueira, que hoy llegará a Ortigueira para disfrutar de la concentración, cree que la propuesta de paro va a salir adelante, aunque entiende que «ten difícil amaño». «A lei di que non se pode traballar por debaixo de custe... pero como sabes canto cobra o outro, quen che ensina a factura? Non hai unión», lamenta.