Susana Oreona: «Mi perdición es el chocolate y el café»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

NARÓN

CESAR TOIMIL

Al frente del centro Bioreona de Narón, que cumple diez años, esta reina de las dietas ha conseguido devolver la sonrisa a muchas personas agobiadas por los kilos

18 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Suele desayunar un café americano o un té verde acompañado de tortitas de trigo sarraceno y mermelada. Casi nunca se pasa más de tres kilos de su peso ideal. Y asegura que no le cuesta mantener a raya la báscula, porque le encanta comer sano y cocinar a diario para toda la familia. «Mi perdición es el chocolate y el café, pero intento contenerme y no pasarme. Siempre elijo un chocolate que tenga más del 70% de cacao, y con el café nunca me paso de las dos o tres tazas diarias», comenta Susana Oreona Rodríguez (Narón, 1970).

Para quienes no la conozcan, esta licenciada en Farmacia y máster en Dietética y Dietoterapia se encuentra al frente del centro de nutrición y salud Bioreona de Narón, todo un referente de la alimentación sana, la naturoterapia y la cosmética y la medicina natural en la comarca. «Cuando decidí poner en marcha el centro, la gente me decía que estaba loca, que era mejor que lo abriese en A Coruña porque aquí no iba a funcionar, pero yo decidí apostar por esta zona, porque es mi tierra y porque creo que somos nosotros los que tenemos que construir su futuro», cuenta Susana al rememorar los orígenes de su proyecto.

De aquello hace ya dos lustros -Bioreona celebrará su décimo aniversario el 22 de julio-, y quienes auguraban un negro futuro a aquella aventura no han tenido más remedio que reconocer que estaban equivocados, porque el centro fundado por esta «medio naronesa, medio ferrolana» funciona viento en popa. «Estoy muy contenta del camino recorrido en estos años, y sobre todo, estoy muy orgullosa de mi equipo», apunta Susana, que en Bioreona trabaja codo con codo con sus dos hijas: Susana, licenciada en Nutrición y Farmacia, que ofrece consulta nutricional y diseña dietas terapéuticas, y Laura, titulada en Hostelería, que se encarga de llevar las redes sociales y elabora el blog de recetas saludables del centro. Pero madre e hijas no están solas, ya que en el clan 100% femenino de Bioreona también las acompañan la hermana de Susana, Lorena Oreona, especialista en cosmética natural, y María Luisa Rey, encargada de la sección de complementos dietéticos. «Tengo mucha suerte, porque da gusto trabajar con ellas y nos llevamos todas muy bien», comenta echando flores a sus compañeras de equipo.

CESAR TOIMIL

Pero, para llegar hasta donde está, Susana tuvo que recorrer antes un largo camino. Estudió la carrera de Farmacia en Santiago, y con solo 21 años se convirtió en madre, aunque asegura que nunca se le pasó por la cabeza abandonar los libros. «Mi marido me lo propuso, y yo accedí, pero con la condición de que pudiese seguir con mis estudios», rememora.

Tras licenciarse, trabajó en varias boticas de la comarca, y en el año 2003 puso rumbo a Caravia, en Asturias, donde estuvo al frente de una farmacia hasta el 2010. Fue entonces cuando decidió regresar a Narón y poner en marcha la aventura de Bioreona, donde encontró la horma de su zapato. «Lo que más me gusta de mi trabajo es la relación con los pacientes y ver cómo puedo ayudarles a cambiar su vida y sentirse mejor. Que un paciente baje diez kilos, vuelva a sonreír y a tener ganas de salir a la calle es algo que me motiva muchísimo», explica Susana.

Estoy sentada frente a toda una experta en dietas, así que no me resisto a hacerle una pregunta que me ronda la cabeza. ¿Por qué incluso a la gente que come sano le cuesta tanto librarse de esos kilos de más? «Por mi experiencia, en la mayoría de los casos se debe a los ‘extras’ de la vida social, es decir, a las comidas y las cenas fuera de casa y a esas cervecitas o refrescos con el pincho de empanada o patatas fritas los fines de semana. Los caprichos están bien, pero hay que saber que dosificarlos», comenta Susana, que como alternativa propone aperitivos más ligeros, como mejillones en escabeche, pimientos asados o anchoas acompañadas de un buen queso. Y ante la duda de si es mejor comer sola o acompañada, no titubea: «Lo mejor es sentarse a la mesa en familia, como se hacía antes. Si no se tiene compañía se tiende a malcomer, porque da pereza cocinar para uno solo y se suele abusar del bocadillo y el precocinado».

Ella confiesa que le encanta cocinar para toda su prole, que en pocos meses se ampliará con la llegada de Maikel, su primer nieto. Y al preguntarle por los proyectos de futuro de Bioreona, desvela un sueño: «A medio plazo nos gustaría poner en marcha un cátering de comida saludable para comedores escolares».