El paraíso de la zanfoña está en Narón

NARÓN

JOSE PARDO

Cuarenta alumnos aprenden a tocar este instrumento en el Pazo da Cultura, donde hay clases semanales desde el 2002

01 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando todo empezó, en el año 2002, apenas se apuntaron seis alumnos, que usaron dos zanfoñas del profesor. Ahora, dieciséis años después, hay cuarenta aprendices y más de la mitad cuentan con su propio instrumento. «Moita xente matriculase sen saber exactamente de que vai. Teñen un frechazo ao ver a zanfona ou escoitala nalgún sitio», cuenta Óscar Fernández (San Sadurniño, 51 años), que lleva casi dos décadas dando clase. El Pazo da Cultura de Narón sirve de espacio para sumergirse en la música tradicional.

Lo más fácil de este instrumento, según Óscar, es que una vez lo tiene encima, recibes las primeras nociones y le empiezas a dar vueltas a la manivela, «xa fai son». «Non ten problema, é moi agradecida», señala. Mientras, en el apartado complicado están la adaptación del repertorio, la técnica rítmica de la mano derecha y el mantenimiento, es decir, que esté en buen estado de sonido y afinación, porque hay unos parámetros que hay que controlar continuamente. «Os primeiros pasos son rápidos. De feito, ás veces hai que meter o freo aos alumnos porque teñen moita confianza e logo toca pulir os vicios que se collen», dice.

Los aprendices apenas pagan 63 euros por la matrícula para todo el año. «Un luxo», destaca Juan Barcón (Cariño, 45 años), uno de ellos, que empezó hace dos semanas. En su caso, se formó en la Escola de Gaitas de Ortigueira, donde había una sección de zanfoñas, pitos y requintas. «Cando eramos cativos, as zanfonas estaban por alí. Daquela non se coñecía tanto. Agora atópome nunha época da miña vida na que me apeteceu retomala, e estas clases foron a mellor forma de facelo», valora Juan. El sonido es, para él, lo más atrayente: «Para os que tocamos a gaita, o son característico do bordón sempre o botamos un pouco de menos».

Su sonoridad -«no sé por qué me gusta, pero me gusta»- también deja impresionado a David Sanz (Miño, 36 años), que está en su tercer año. «El instrumento me llamó la atención hace muchos años. Hace doce ya me compré un libro de Faustino Santalices, el gran recuperador de la zanfoña aquí. Sin embargo, no tenía acceso. Fue hablando en Miño con el grupo Zanfonistas da Pontraga cuando me encauzaron hacia Óscar», cuenta David.

JOSE PARDO

Como señala el profesor, hay cuarenta alumnos y cuarenta historias diferentes. De hecho, hay desde los 8 años -la sección infantil cuenta con siete pequeños- hasta los 64. Una de las aprendices es Victoria Villar (Cariño, 54 años), que como su paisano esta en su tercer curso. Le gustaba, pero por la edad no se veía con ganas de empezar. «Pero mi familia me animó y lo sigue haciendo, porque hay veces que me desespero», sonríe.

«Me gusta el sonido que tiene; cuando se toca bien, es como si fuera una orquesta completa. Pensé que iba a ser mucho más difícil, pero también lo hace más sencillo el profesor. A veces no consigo hacer determinadas piezas y me enfado, pera acaban saliendo», añade Victoria.

Por su parte, Sergio Sande (Ferrol, 24 años) es otro de los alumnos apenas unos meses después de haberse graduado en percusión en el prestigioso conservatorio de Ámsterdam. «Xa son músico, pero quería introducirme na música tradicional e por iso vin para aquí. Atópoa coma unha opción moi interesante e cun profesor moi bo», destaca el ferrolano Sobre el maestro considera que es «unha sorte ter a unha persoa que leva toda a vida tocando nun ambiente tradicional, mías aínda con estes prezos». El instrumento lo encuentra «estraño, unha cousa moi rara, pero moi divertido», al tiempo que el sonido es «hipnótico». En comparación con su especialidad, la percusión apunta que «cambia bastante tecnicamente, pero ten tamén os seus parecidos».

Óscar adelanta que, como cada año, se podrá ver a sus alumnos en el concierto de fin de curso, aunque seguro que también en «calquera actuación improvisada». Narón es, en este momento, uno de los concellos de Galicia que más apuesta por la zanfoña.

El profesor recibirá a su afamado exalumno Gutier Álvarez en diciembre

El próximo mes de diciembre, concretamente el sábado día 15, Óscar Fernández, el profesor, va a recibir en el Pazo da Cultura una visita muy especial. El zanfonista y violinista de Xabier Díaz e Adufeiras de Salitre, Gutier Álvarez, va a realizar un taller infantil para los siete pequeños que estudian el instrumento tradicional, así como otro para los adultos.

Cada año, de hecho, Óscar organiza clases magistrales con los mejores profesionales de la zanfoña, procedentes tanto de Galicia como de fuera. No obstante, esta vez será algo diferente e ilusionante, teniendo en cuenta que Gutier, profesor de Primaria, empezó con la zanfoña en Lalín en el 2001. Fue el mismo lugar y el mismo año en el que Óscar empezó a impartir aulas, por lo que ahora se producirá el reencuentro.