Leopoldo Ibáñez deja la presidencia del Universitario Ferrol: «Un trabajo de pico y pala»

Jose Valencia FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSÉ PARDO

El club, que él mismo ayudó a fundar en el año 1997, se ha convertido en referente del baloncesto femenino gallego,

07 sep 2020 . Actualizado a las 00:01 h.

«Ha sido un trabajo de pico y pala, desde que te levantas por la mañana hasta que te acuestas». Así define Leopoldo Ibáñez (Ferrol, 68 años) sus 23 años al frente del Universitario Ferrol, uno de los referentes gallegos del baloncesto femenino español, que él mismo ayudó a fundar en el año 1997, junto a su mujer, y que posteriormente presidió. Ha decidido colgar las zapatillas, aunque, en realidad, él nunca llegó a jugar al baloncesto, pero sí fue entrenador de un equipo femenino en la Segunda División, aunque aclara que «fui un técnico del montón). No se marcha por hastío, el baloncesto femenino sigue siendo su gran pasión. Sin embargo, entiende que ha llegado la hora del adiós y dedicarse más a su familia. Está a punto de ser abuelo por segunda vez.

Maestro de profesión y político (fue concejal de Deportes de Ferrol entre 1995 y 1999) se fajó para cuadrar las cuentas al final de cada temporada y tratar de mantener una entidad saneada y con futuro. Solicitar créditos bancarios para hacer frente a los pagos y avalar con su propia vivienda, ha sido algo habitual, tanto para él como para sus directivos. «Eran créditos sobre subvenciones, con muy poco riesgo», asegura. Además, ahora mismo, el club tiene una deuda monetaria con él, aunque no quiere hablar de cantidades y asegura que está dispuesto a dar todo el tiempo que sea necesario para que se la paguen. «Los clubes, además de quitarte la salud, por lo que sufres, siempre te cuestan algo».

Hoy el día es un auténtico experto el labores administrativas. Sabe todo lo que hay que saber para el día a día de la sociedad sin tener que recurrir a un gestor. Puso en marcha la Fundación del Universitario, que colabora con el club y que ha supuesto un notable beneficio para la entidad a nivel de beneficios fiscales para las empresas que apoyan al club.

Le gustaría que su sustituto fuera un miembro de su actual directiva (hay abierto un período electoral) y no un empresario «bastante tienen ahora con lo que están pasando» o una persona que se acerque al deporte para ganar un poco de popularidad. «En la directiva hay gente capacitada para coger el relevo, espero que alguien se decida. Mi consejo ha sido que escapen de los hooligans, que nunca son buenos en un club».

Asegura que deja todo encarrilado, al menos para arrancar la nueva campaña, e incluso se ofrece como asesor en temas administrativos, aunque solo un año, pero sin tomar parte en las decisiones de la directiva. «A pesar de que los tiempos no son buenos, el club tiene por delante un futuro brillante, al menos si se sigue trabajando en la misma línea», asegura.

Ascensos y descensos

El ascenso a la División de Honor del baloncesto femenino español, en la temporada 2004/2005 (el club militó cinco años en la máxima categoría), fue su momento más feliz. «Ascendimos en Mallorca, yo no pude viajar lo escuché por la radio. Fue increíble, tras el partido, un grupo de quince o veinte incondicionales nos fuimos al estanque del Cantón para celebrarlo». La vivencia más amarga la tiene fresca, el descenso de hace un par de campañas. «No salió nada, fue un momento triste y duro».

Es un incondicional del deporte femenino «En España, de cada cinco licencias deportivas, cuatro son de hombres y una de mujer» y no ha cesado de empujar para que tuviera presencia en la ciudad. «En general, hacer deporte es cada día más caro, te encuentras un sin fin de requerimientos, protocolos e historias. Para el deporte de las mujeres todo se complica mucho más a la hora de encontrar recursos. Hay gente que nos ha echado una mano, como Baxi, que sigue patrocinando al club. Han sido especialmente generosos con nosotros y solo deseo que mucha gente en Ferrol tenga cosas de Baxi en su casa, porque se lo merecen. También tuvimos a Clesa, aunque ahora se ha marchado».

Su mujer, que ha sido jugadora del club, al igual que su hija (en una temporada madre e hija llegaron a jugar juntas) han sido dos de sus baluartes en todos estos años, así como otra gente que también echó una mano. «Creo que este club hizo mucho por el deporte femenino en la ciudad y espero que siga así durante muchos años. Siempre hemos sido una familia», subraya.