Maltrato infantil

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL CIUDAD

22 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta bitácora estuvo siempre en mi cabeza. Y hoy se concreta porque, la entrevista, realizada en este periódico a Tomás Aller, de la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil, me ha motivado a escribirla. No me resultar fácil expresar cuanto amor, pero también cuanto dolor, guardo en mi equipaje emocional tras cuarenta años de profesora de niños y adolescentes, que tanto nos dan y tanto necesitan de nosotros, y no solo en el aprendizaje curricular. Porque son las personas más vulnerables e indefensas frente a agresiones que ni siquiera son capaces de verbalizar. La violencia contra la mujer es otro drama, sin paliativos. Pero no puede dejar en un segundo plano el maltrato infantil, que es mucho más difícil de descubrir y más complejo de tratar. Y la valentía de Aller al llamar a las cosas por su nombre tiene que alertarnos de que es urgente impartir una formación específica a: padres, profesores, jueces, abogados etc. que les permita descubrir un posible maltrato y tratarlo con la profesionalidad y la inteligencia emocional que necesita. En el Consello Social de la UDC se elaboró un proyecto de creación en Ferrol de la cátedra Concepción Arenal de Estudios Jurídico-Sociales, especializada en la problemática del Menor. El proyecto encalló, por razones varias, pero puede -ojalá- retomarse y ser un impulso, de la mano de la Universidad, para la dinamización de estos estudios. A los niños, es la primera exigencia, hay que mirarlos a los ojos desde su altura. Tratarlos como tales y no como adultos bajitos a los que se les exige que expliquen lo que les ocurre cuando su mirada se apaga, fruto del miedo, del pudor o de la vergüenza que les produce hablar de una agresión que hiere su cuerpo y su alma, marcada para siempre. Tenemos mucho que aprender de países que han tenido la valentía de hablar de cómo hay que abordar este problema. Urge que nosotros hablemos también.