La mayor parte de lo que queda de los seis antiguos lugares de San Tomé dos Baos (Mazaricos) está desde hace semanas totalmente al descubierto. Los vecinos del entorno aseguran que nunca habían visto una estampa igual.
José Rodríguez Canosa comentaba que desde que dejó su casa natal el nivel de agua del pantano nunca había quedado tan bajo. Es más, este vecino de Baíñas (Vimianzo) desde hace 42 años cree que, a sus 67 otoños, no tendrá oportunidad de volver a ver el desierto de lodo que el domingo pisó después de mucho tiempo.
Su amigo y vecino de la desaparecida aldea de Castrelón, Crisanto Trillo, de 77 años, que ahora vive en A Gándara (Vimianzo), considera que lo sucedido en Fervenza solo puede ser una «obra de piratería». Crisanto es pescador y su hijo, también. Por eso sienten muy profundamente la pérdida de la riqueza piscícola de Fervenza. «Desta forma nunca o vin. Isto está moi mal feito, fose quen fose», agrega.
En Gándara viven algunas de las familias que tuvieron que huir de Os Baos en 1966, cuando las aguas del pantano empezaron a llegar a las casas. José Lago Agra tuvo que abandonar Pazos y se estableció en una aldea próxima, ya en Dumbría. En su vida había visto nada igual, con tal mortandad de peces, entre ellos alguna trucha que medía 80 centímetros. Lago cree que la culpa de este desastre la tienen los que «gastaron a auga».