El último zapatero de Fene echa el cierre

FENE

JOSE PARDO

El matrimonio, Severiano Delgado y Maricarmen Fernández, que abrió el establecimiento hace 33 años, se jubila en enero

14 dic 2017 . Actualizado a las 07:43 h.

Al anunciar su hija la liquidación por jubilación del establecimiento a través de las redes sociales, la foto se llenó de felicitaciones y mensajes de pesar por quedarse Fene sin zapatero. «¡Hace falta!», «Unha verdadeira mágoa» o «¿Se pueden arreglar todavía zapatos? Solo confío en vosotros», fueron algunos de los mensajes que les trasladaban los clientes, ya amigos. «Después de tantos años coges ya una amistad», bromeaba agradecido ayer Severiano Delgado, responsable de la zapatería y arreglos de calzado San Ros, establecimiento fenés que regenta con su mujer, Maricarmen Fernández, encargada de la venta. Severiano dejará así huérfano el oficio de zapatero en el municipio.

Suiza unió a esta pareja, él de Verín y ella de A Capela, que, al igual que muchos gallegos de la época, emigraron al país centroeuropeo para buscarse la vida. Ahí no solo se conocieron, sino que se casaron, tuvieron a su hija Sylvya, y se adentraron en el sector. «Allí tenía familia que tiene una zapatería y empezamos a trabajar en el oficio», recuerda Severiano. Pero al cumplir la pequeña dos años se enfrentaron a la decisión de si establecerse definitivamente en Suiza o regresar a Galicia.

«Abrimos todo esto juntos hace 33 años», recuerda Mari Carmen. Del país centroeuropeo se trasladaron a Fene, donde abrieron, primero, la tienda de arreglos de zapatos y a los pocos meses el establecimiento de venta. Severiano defiende la importancia de contar con «un maestro» que le enseñó el oficio. «Cuando llegamos empezamos a buscar representantes y dimos con los de una fábrica que se convirtieron en amigos», señala.

Así comenzaron su vida en Fene, residiendo en el mismo edificio en el que se encuentra la zapatería, aunque esta en el bajo. Por ello, les gustaría que quien se quede con el local siguiese en el sector. «Me gustaría que siga con la zapatería, pero ahora hay otra mentalidad. Esto no es solo abrir ocho horas e irse a casa y disfrutar de los fines de semana. Hay que pensarlo muy bien», recalca el zapatero. Su hija, indica, ha seguido otro camino estudiando Turismo y trabajando en el sector hostelero.

¿Cuál es el secreto para sobrevivir más de tres décadas? «La vida te enseña a todo. Hay que saber que cuando abres no vas a tener beneficios, que va a haber años buenos y años malos Si cierras a cero tampoco es malo porque no debes nada. Para mí, no hay satisfacción más grande que pagar todo a los proveedores y no deber nada», explica Severiano. Recuerda que su etapa en Suiza les ayudó a aprender a ahorrar. «Ahí te ibas a tomar un café pero sabías que luego no podías hacer más, que no es todo el dinero para vicios», bromea.

Pero, recalca la apuesta por la calidad para que sus clientes queden satisfechos. «En Suiza, para no haber fábricas, había zapatos de calidad como los italianos. Pero no hay mejor zapato que el español. Yo prefiero vender un par de zapatos pero que esos dos clientes queden contentos y vuelvan, a vender seis que dos los devuelvan y otros no regresen a comprar», valora Severiano. Y esas muestras de cariño se traducen estos días, tras treinta años, en innumerables visitas al establecimiento. «Es muy bonito llegar a esto», agradecía ayer Mari Carmen con la tienda abarrotada. Él cumplirá los 65 años en enero, ella unos meses más tarde, pero su intención es echar el cierre en cuanto hayan dado salida a todo el stock. Por ello, lo venden con grandes rebajas y el local se alquila o traspasa.

¿Y después? «Todos estos años no hemos podido más que hacer pequeñas escapadas algún fin de semana. Mi ilusión es mirar si podemos comprar una caravana y recorrer Suiza de turismo, ¡no para trabajar!», bromea Severiano.