Cariño restablece el consumo de agua del grifo dos meses después y sin solución definitiva

ANA F. CUBA CARIÑO / LA VOZ

CARIÑO

CEDIDA

En el bando municipal que emitió ayer la alcaldesa no se descarta que este mes o el que viene «se volvan sufrir episodios altos de níquel e Trihalometanos»

01 feb 2024 . Actualizado a las 17:05 h.

Justo cuando se cumplen dos meses de la prohibición del consumo del agua del grifo, para beber o cocinar, en las parroquias de Cariño y A Pedra, el Concello ha levantado el veto. Eso sí, sin soluciones definitivas que garanticen que el problema no se va a repetir. De hecho, en el bando municipal emitido ayer, la alcaldesa, la popular Ana María López, reconoce que «non se pode descartar que nos meses de xaneiro e febreiro de 2024 se volvan sufrir episodios de valores altos de níquel e Trihalometanos». Los elevados índices de estos parámetros, junto con los del hierro y la turbidez, fueron la causa de la restricción, aplicada desde el 9 de noviembre de 2023.

La Xefatura Territorial de Sanidade comunicó ayer al Concello «o peche das incidencias», a partir de los resultados de las analíticas de las muestras tomadas el 18 de diciembre en el depósito de salida de la ETAP, según figura en el comunicado municipal. Entre 2022 y 2023 se prohibió la ingesta de agua de la traída durante 73 días (se normalizó el 8 de febrero), por los mismos motivos. En aquel momento se anunció una inversión de 146.000 euros para actuar sobre la estación depuradora. La alcaldesa asegura que esta obra «xa está en fase de execución, cun prazo de tres meses». En el último pleno aseguró que el Concello le había dado un ultimátum a la empresa adjudicataria para que iniciara en enero los trabajos, que ya habían sido contratados, dijo, en septiembre.

Esta actuación persigue, según se recoge en el bando, «poñer fin aos episodios de incumprimento dos valores de níquel e Trihalometanos, ferro, turbidez e aluminio». En paralelo, añade, «a calidade da auga tratada na ETAP seguirá sendo controlada cada quince días, como se viña facendo ao longo do ano». El proyecto encargado por el anterior gobierno local se presentaba como el remedio a este problema.

Remedios alternativos

Sin embargo, el 27 de diciembre, el Ayuntamiento informaba de que estaba estudiando «fórmulas definitivas» para acabar con la presencia recurrente de níquel en el agua, trabajando «con autoridades competentes e expertos nunha solución, xa que os estudos detectaron unha causa-efecto: cada vez que se producen fortes choivas dáse un efecto arrastre que provoca que o níquel presente na formación xeolóxica e na antiga mina abandonada (non a de Landoi, en funcionamento), remate no embalse do que se subministra gran parte da auga do municipio». Barajaban varias alternativas complementarias a la intervención ya prevista en la ETAP: la construcción de terrazas o decantadores; aumentar la capacidad de otro embalse del concello para que pase a ser el principal o «establecer un mantemento máis periódico do que existía ata agora dos filtros da depuradora».

Durante estos dos últimos meses, el Concello ha suministrado agua potable a los vecinos mediante un camión cisterna de 25.000 litros de capacidad, con un coste de mil euros por día, según la alcaldesa. «Para la hostelería no sirve», comentaba ayer mismo un empresario del sector. Y tampoco para la gente mayor, como apuntaba un vecino: «Mi madre no puede ir y cargar con garrafas para beber y cocinar durante tres o cuatro días». En el caso de los residentes en A Pedra, la complicación resultaba aún mayor. «Eu nunca fun ao camión, vou á fonte que temos aquí ao pé, levamos toda a vida bebendo dela... Pero aquí hai moita xente maior e non o ten doado nin para ir á fonte», apuntaba una vecina de A Pedra. En Figueiroa sucedió algo parecido.

Agua embotellada

«Estamos bebiendo agua embotellada, para hacer caldo ya se te va una garrafa de siete litros», apuntaba otra cariñesa que vive en el casco antiguo. «Si fuera en otro sitio ya estarían todos manifestándose delante del ayuntamiento, pero aquí todo el mundo habla en el bar y en las redes sociales, pero después, cuando tiene delante a los responsables (municipales) no dice nada», lamentaba otro vecino, preocupado y molesto por la situación.

«Esto es una incertidumbre, llevamos así veinte años, el problema más grande es el níquel, por el arrastre de las lluvias hacia la presa, hay gente alérgica...», alertaba este cariñés. Advertía, además, de «la cantidad de casos de gastroenteritis que llegan al centro de salud, ya antes de que se prohibiera beber el agua». Ignora cuál es la causa, pero el número de afectados «alarma».

Laura ha tenido que echar mano de su marido para llenar la olla con la garrafa de siete litros: «Con mi salud quebradiza no tengo fuerza para levantarla. No sé cómo se arregla la gente, pero mal. Yo, y me consta que otros vecinos piensan lo mismo, creo que debería actuar la Xunta de Galicia ante un problema que es, a todas luces, sanitario».

En cuanto supo que se levantaba la restricción, a última hora de la mañana de ayer, Laura insistía: «El problema sigue sin resolverse, pero da un descanso a la gente que iba a abastecerse al camión». Hubo quien prefirió ir al supermercado. En el Eroski City constataron el aumento de la venta de agua, «pero ya no con carros llenos como la otra vez».