Vivir sin ascensor y medio a oscuras en Ares

ARES

JOSE PARDO

Los inquilinos de un edificio que ahora controla una gestora se ven obligados a usar escaleras pese a que el alquiler, reducido para compensar, incluía elevador

01 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo barato a veces se vuelve caro. Esto, en parte, es de lo que se están dando cuenta los inquilinos de un edificio de la calle Federico García Expósito en Ares, que arrastran problemas desde que firmaron los arrendamientos.

En el bloque que ocupan los números 82, 84 y 86 apenas había antes de empezar el año 13 propietarios -de unas 70 viviendas-. El edificio se construyó en el 2009, en plena crisis, y la burbuja inmobiliaria golpeó de lleno, por lo que se quedó casi vacío. Fue así hasta que el verano pasado una gestora -a través de la Sareb- se interesó en ponerlo en valor y empezó a promocionar alquileres entre los 200 y los 300 euros. Casi una veintena de personas se interesaron desde entonces y viven allí como inquilinos en este momento. Sin embargo, pese a las continuas promesas, siguen haciéndolo con deficiencias.

El ascensor no ha funcionado en los últimos dos meses porque, en la actualidad, la gestora no asume su parte de la comunidad y los 13 propietarios no pueden pagar el aumento en el gasto de la electricidad. Este rifirrafe parece estar llegando a su fin pero, mientras, los vecinos tienen que asumir los problemas a diario.

«Seguimos sin ascensor, sin luz suficiente en el garaje, sin la mitad de los muebles de cocina, sin el justificante del depósito de la fianza donde corresponde, sin facturas de cosas que faltaban en la vivienda, con la cerradura estropeada, la vitro con solo dos fuegos y una filtración en el baño que se reparó por temor a un cortocircuito», le trasladó Luis a la oficina de Madrid que ejerce de contacto. Alquiló por 250 euros a principios de año.

Viviendas en obras

La cocina de estos pisos sin amueblar es uno de los principales caballos de batalla. Otro inquilino, Jesús, asegura que sus muebles provenían de otras promociones y estaban «asquerosos». Trató de consultar a uno de los responsables de la gestora, pero dice que «pasa de todo».

Uno de los vecinos, Tino, se rompió la cadera en abril, poco después de que el ascensor dejara de funcionar. Desde su regreso a casa, tras la operación, no ha podido bajar a la calle al no tener ascensor. «No sabemos cuando funcionará, me han quitado varias semanas de vida», dice al no poder salir al aire libre. El último mes les salió 50 euros más barato, como compensación de la gestora -a los demás inquilinos también-, pero hubieran preferido, comentan, haber tenido elevador.

Otros inquilinos de edad avanzada tienen contadas las escaleras (51) que suben a diario. «Al responsable de la gestora lo conozco como el de ‘‘la semana que viene’’, porque siempre dice eso. Deberían cumplir de una vez con lo acordado», señala.

Varias viviendas vacías se encontraban ayer en obras, en plena preparación para la llegada de nuevos inquilinos. Una docena de alquileres ya estarían acordados de cara al verano.

«Los vecinos tienen derecho a protestar, pero les bajamos el precio»

Dos responsables de la gestora del edificio se presentaron este miércoles para dar su versión. «Aquí gastamos 200.000 euros en cocinas, muebles y otras obras», expresó uno. «Nos comprometimos el verano pasado a tener todo al día y lo hicimos hasta el mes de enero, cuando empezó a llover. Quince viviendas [que ya estaban en mal estado] se inundaron», explicó. Todo lo que hicieron sirvió de pago en especie de su parte de la comunidad hasta enero.

«Los vecinos tienen derecho a protestar, pero se les ha bajado el precio», añadió, y aseguró que a quién tenga algo en mal estado «se le cambia». «¿Por qué no nos lo dicen a nosotros? Que se pongan en contacto conmigo o con la oficina sin ningún problema», trasladó el responsable. Además, concluyó que el ascensor estará solucionado «esta primera semana de junio».