Nuria lleva este bar de fusión cultural y gastronómica en Fene inspirada por su marido Daviel, que fue preso político en Cuba
06 nov 2023 . Actualizado a las 18:22 h.Cada 8 de abril y desde hace casi 13 años, Daviel Gaínza Leyva celebra su segundo cumpleaños. En esa fecha de 2011, este cubano dejaba atrás ocho años de preso político en la isla e iniciaba una nueva vida en Galicia: «Aquí me dieron una segunda oportunidad, lo agradeceré siempre». En A Coruña conoció a su mujer Nuria Gómez Fernández, y con ella formó una familia de «galicubanitos». Fruto de esa historia de amor y libertad nació este año el bar GaliCuba, que lleva Nuria inspirada por esa fusión de culturas. «Compramos en Fene esta casa junto a los astilleros en cuyos bajos funcionó el bar O Dique, y lo he convertido en un punto de reunión con la gastronomía de nuestras dos culturas», indica esta hostelera con larga experiencia en el sector.
Por encargo, aquí se pueden tomar manjares tanto gallegos como cubanos. De estos últimos, encontramos «ropa vieja, congrí (arroz con frijoles negros con sofrito), yuca con mojo en sofrito de ajo o cebolla, plátano frito, fricasé de cerdo (plato típico con carne bien marinada), cerdo asado». De los gallegos, hay raxo, zorza, pulpo, chipirones, calamares. Los jueves, se imparten clases de baile a cargo de un profesional como Adrián Afonso. Y los fines de semana, gallegos y cubanos se vuelven a juntar para bailar mientras brindan con los mojitos cubanos que prepara Nuria.
«Yo venía de trabajar muchas horas en un cáterin de Ferrol y tenemos tres niños pequeños, nuestros galicubanitos de cinco, siete y ocho años», indica Nuria, que también tiene dos hijos mayores de 19 y 25. De esas dos culturas que van de la mano parten celebraciones «como la queimada que preparamos en San Xoán o los cantos de orishas que hacemos con una cantante cubana». Además, se revive la historia de ida y vuelta entre ambas emigraciones: «Muchos cubanos tienen raíces en Galicia, en Ares celebramos la fiesta indiana por los gallegos que hicieron las Américas, aquí tenemos clientes de A Coruña, Santiago e incluso Pontevedra».
Este bar lo lleva Nuria, pero Daviel admite que «el nombre y el espíritu son en honor a mis dos tierras, cada abril celebro que aquí empecé de cero». Ya en A Coruña, «conocí a muchos cubanos y este bar pretende recordar ese intercambio de raíces, cultura, gastronomía». El concepto de GaliCuba reivindica «un pasado en común entre las dos tierras, hubo un momento de la historia en el que los gallegos emigraron a Cuba y ahora vivimos la segunda parte de la película con los cubanos buscando una segunda oportunidad aquí».
Admite Daviel que en su país natal «estamos pasando una situación muy difícil». Recuerda que como activista contra el castrismo «tenía echados veinte años de prisión, en 2011 se hizo un acuerdo con el entonces ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos». Intervinieron la Unión Europea y la Iglesia Católica, para que «147 presos políticos pudiésemos marcharnos de Cuba, algunos fueron para la República Checa pero la mayoría llegamos a España».
Cuando Daviel viajaba en ese avión, «no me lo podía creer, era un sueño... en mi causa había ocho personas y cinco aún quedan en prisión, en celdas de dos metros cuadrados». Su mujer añade que «se dice que no hay presos políticos en Cuba pero él es una demostración de que sí los hay como en todas las dictaduras, en la dictadura que vivió España muchos se marcharon y en la de Cuba pasa lo mismo».
La celebración de ambos universos, el gallego y el cubano, se ve en los vistosos platos que se preparan en GaliCuba. O en los cerdos en púa, que se asan en ocasiones especiales como el 31 de diciembre, con 30 kilos de rico asado tras seis horas al fuego: «Porque en Cuba no se comen uvas para despedir el año sino un cerdo asado».