Una lotería

José Varela FAÍSCAS

FERROL

19 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando me lo contó Paco, mi hermano, no pude evitar el fugaz regreso a una lectura de adolescencia, Un billete de lotería, de Julio Verne, un retorno estéril porque su trama se desdibuja en la bruma del olvido. El caso es que, criados en una familia refractaria al juego de azar, solo adquirimos lotería por Navidad, infectados por el ambiente. Este año, siguiendo la tradición de La Voz, Paco se hizo con varias participaciones; me entregó la mitad como habíamos convenido, y se guardó las suyas. Esa noche acudió a un acto en el Pazo da Cultura de Narón con su familia. Al término de la función, como el espectáculo les satisfizo, le sugirió a su hija que guardase las entradas como recuerdo. Ante su desdén, las arrojó a un contenedor de basura, mientras se dirigían al estacionamiento para recoger su coche. Al sacar las llaves, advirtió que en el bolsillo tenía unos boletos; los observó y vio que se trataba de las entradas ¡Había tirado a la basura las participaciones de lotería! Cuando desandaba el camino apresuradamente, se cruzó con el camión de la limpieza, que ya venía de volcar en el interior de su depósito compactador los desechos de los contenedores. No se dio por vencido, se aproximó al recipiente en el que había arrojado los décimos, iluminó su interior con el móvil, y, oh sorpresa, allí estaban, adheridos a la pared del pringoso depósito por el líquido que destilan los restos orgánicos. Abatió el contenedor, y recuperó las participaciones. La azarosa peripecia merecería un final como el que reserva Karen Blixen para la bellísima historia de El festín de Babette, también relacionado con la lotería, y filmada con gran sensibilidad por Gabriel Axel.