Lección de vida

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

22 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El campus de Esteiro es uno de mis «Lugares donde se calma el dolor». El entrecomillado es el título de una obra de César Antonio Molina, en la que el autor recorre lugares llenos de magia y fascinación, en los que el tiempo parece detenerse, para que podamos sentirnos a salvo de todo lo que pueda inquietarnos o impedirnos descubrir la belleza, que subsiste a pesar de las sombras que se proyectan sobre una realidad llena de incertidumbre y en la que el dolor es compañero de tantas horas a la espera de respuestas…

Un paseo al atardecer por su interior invita a escuchar el sonido del aire, que parece mecer, más que mover, las ramas de la araucaria, las tuyas, los magnolios... o a observar los buxos, tan modestos como sólidos ante la adversidad. Y a ella quiero referirme. Porque, hace ya algún tiempo, uno de los árboles más emblemáticos de ese hermoso jardín, en general poco conocido, fue doblado, que no vencido, por el viento, que no logró arrancar del todo sus raíces, que se agarraron al suelo para buscar las gotas de vida que aún podía darle. Y se obró el milagro. La elegante y esbelta tuya gigante mutó en venerable ejemplar que sobrevive apoyado en un bastón adaptado a su potente y hermosa anatomía. Toda una lección de vida, digna y compartida con todos sus compañeros, pero también con quienes se acercan al campus y son capaces de descubrir la belleza, incluso cuando el esplendor convive con la serena madurez de los que viven desafiando al tiempo y a la indiferencia. Este pequeño universo, singular y plural, es una galería de arte con vida propia, que calma el dolor y fascina a quien decide descubrirla.