Memoria del presente

Nona I. Vilariño FERROL

FERROL

06 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La lista de hechos que durante mi actividad política viví y compartí con quienes dejaron lo mejor de sí mismos -incluso la vida- para que la Transición fuese un proceso de reconciliación, es muy larga. Pero hoy quiero recordar: el momento en que, como diputada, voté la amnistía; el 23-F, porque temí lo peor… y la muerte de M. Ángel Blanco, porque fue el germen de un repudio, valiente y explícito, del terrorismo etarra. Repudio simbolizado en las palmas blancas y el ¡BASTA YA!, líneas rojas del aguante de millones de españoles, víctimas del terror que flotaba en el aire durante los años del plomo, en los que, además de las vidas (que ya lo es todo) algo más estaba en peligro: la libertad y el proyecto común de España.

He leído en varios informes que centenares de miles de jóvenes españoles no saben nada, o casi nada, de estos hechos (y de muchos otros, supongo). Es evidente que desde la izquierda radical y el separatismo se quiere secuestrar el pasado reciente, para reescribirlo e instrumentalizar la escuela (como hicieron los separatistas) para denigrar la Transición, sobre la base de que Franco vive en todos los que no son ellos; que la única alternativa política en España es ¡El Fascismo! que ETA es gente de paz, porque ya no mata, aunque saben que la palabra, como arma política, ahoga el alma hasta destruirla… Por esto y tantas cosas más quiero que me devuelvan la memoria del pasado, vigente y presente como proyecto de pluralidad y concordia que los españoles escribimos con renuncias, sudor, lágrimas y la vida, que muchos perdieron, bajo la bandera de la reconciliación.