Don Ricardo

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

28 jun 2019 . Actualizado a las 23:41 h.

Carvalho Calero, como ayer me recordaba Miguel Carlos Vidal, era uno de los más brillantes conversadores, en los años cincuenta del pasado siglo, de la legendaria tertulia luguesa del café Méndez Núñez, a la que también solían acudir regularmente Ánxel Fole, Luis Pimentel, Celestino Fernández de la Vega, Ángel Johán y, de vez en cuando, Álvaro Cunqueiro, que por aquel entonces vivía en casa de su hermana Carmiña, en Mondoñedo. Vidal, gran amigo de Carvalho, recuerda además que el autor al que la Real Academia Galega dedicará la próxima edición del Día das Letras dirigía por aquellos años el colegio Fingoi, centro que fue todo un ejemplo de innovación educativa en su época. El caso es que en la tertulia del café -a la que Vidal, uno de los grandes poetas gallegos en lengua castellana, solo acudía en vacaciones, cuando pasaba unas semanas de descanso en la Terra Chá y aprovechaba esa circunstancia para desplazarse a la capital luguesa- la poesía siempre se hallaba en el centro de todo. Incluso cuando parecía que nadie estaba hablando de ella. Pero es que la poesía es una manera de habitar el mundo, y su reino va mucho más allá de los versos. Algo que sabían muy bien tanto Carvalho -un auténtico sabio, recuerda Vidal, y siempre con semblante serio- como el propio Pimentel, que era la personificación de la elegancia. Y como lo sabía, naturalmente, Johán, que también fue profesor en el Fingoi. Al igual que lo sabían, por supuesto, Fernández de la Vega, el entrañable Fole y ese gran soñador que fue Cunqueiro. Lugo y Ferrol son ciudades hermanas por múltiples razones, y la gran literatura, bien lo sabe Dios, es una de ellas.