Porque lo viví

Nona I. Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

08 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Porque viví los años de plomo en los que ETA mataba de manera inmisericorde a tantos españoles de bien cuyo único pecado era no ser de los suyos, quiero unirme a los que sienten la obligación de contribuir a que la banda terrorista no sea quien diga la última palabra sobre su disolución. No siento emoción alguna por una noticia que nada tiene de novedad. A ETA la derrotó la inquebrantable voluntad de los españoles de vivir en paz sin olvido ni odio y el heroico trabajo de Policía y Guardia Civil, que pusieron su vida al servicio de la nuestra sin tomarse ni siquiera un respiro para enterrar a sus muertos en paz. Pero a ETA la derrotaron, también, sus víctimas, que jamás tuvieron la tentación de tomarse la justicia por su mano… Y con encomiable dignidad soportaron miles de agravios de quienes, con insoportable arrogancia y arropados por el manto del silencio de sus correligionarios o sus cómplices de marcas blancas, desafiaban al Estado y humillaban a los ciudadanos no gratos.

Mi corazón siempre latirá al ritmo del de tantas víctimas (entre las que tengo amigos, compañeros, conocidos) que no han superado la ausencia ni olvidado el horror del momento en el que su vida se tiñó de negro… Por el dolor, la impotencia y la dignidad de todas ellas prometo luchar, con la palabra y el amor incondicional, para que los pistoleros y sus comparsas no puedan escribir, en solitario y sin vergüenza ni remordimiento, el relato de una infamia que tiñó de sangre inocente, durante 50 años, la tierra que arropa a los que la banda, y el silencio de muchos, nos arrebataron para siempre.