Rebajas

José Varela

FERROL

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que el viejo Desmond Morris dejó al mono ilustrado en pelotas a la intemperie sabemos que la conducta humana no consiste más que en darle vueltas a la noria por mucho que, a medida que pasa el tiempo, vayamos pintando la rueda de distintos colores para hacernos la idea de que avanzamos. Sería bueno conocer el parecer del etólogo británico respecto de una comunidad como la nuestra que, acaso con un entusiasta afán cipayo, se desprende de sus costumbres para adquirir otras foráneas que responden exactamente a las mismas razones que las que desprecia, pero carecen del enraizamiento de éstas. El black friday no deja de ser otra veleidad, probablemente más friki, más chévere y tontuna que otras, pero igual de innecesaria, por redundante, por sustituir a algo preexistente, por mucho glamur impostado que pretenda darle un tinte original a unas rebajas comerciales. Pero es bien sabido que la frivolidad y la inconsistencia no tienen límites, y si se valen de las nuevas tecnologías de la comunicación, ya ni les cuento el crecimiento exponencial que alcanzan. Con tan desenfrenado ahínco por no perder comba en esta carrera por las novedades, apenas queda tiempo para mirar atrás; aun más: no lo haga, es de mal gusto. De modo que un día votamos -¿qué pensaban, que hoy no tocaba?- a un gobierno local y al siguiente, en el mejor de los casos, lo desdeñamos, o, peor, lo boicoteamos con felonía. Quizá sea el contagioso estímulo del black friday, la irresistible pugna por rebajar el precio -el valor, hace tiempo- de las existencias, pero se llega a niveles inauditos. He ahí el pavoroso saldo que oferta el grupo municipal socialista de sus principios.