«¡Vamos, vamos... intensidad!»

Antón Bruquetas FERROL

FERROL

JOSÉ PARDO

Miguel Ángel Tena, fiel a su estilo, aprieta a la plantilla desde el primer día de trabajo

19 oct 2016 . Actualizado a las 08:35 h.

Antes de empezar su comparecencia delante de los medios de comunicación, fijada para las diez de la mañana, el consejero delegado del Racing, Isidro Silveira Rey, echó un vistazo a su reloj y preguntó: «¿Esperamos un poco más por si falta algún periodista?». La respuesta de Miguel Ángel Tena fue inmediata. «No podemos esperar mucho más que tengo que empezar el entrenamiento». Acababa de firmar el contrato -de hecho, estuvo a punto de olvidárselo encima de la mesa que corona la sala de prensa de A Malata-, pero en lo único que pensaba era en tocar el césped. Tenía ganas de dirigirse a la plantilla, a esa a la que tendrá que pulir esos errores que le costaron demasiados puntos. Tena necesitaba volver a la acción.

Treinta minutos más tarde, el entrenador, acompañado por Fran Beade, el hombre de la casa que nunca falla, entraba en el campo anexo al estadio. Allí le esperaban casi todos los jugadores, que ya habían comenzado a juguetear con la pelota. Carrera continua para empezar. Y luego unos rondos. Al principio Tena apenas se dirige a los futbolistas, pero, poco a poco, el potente chorro de voz del de Almazora se hace reconocible. «¡Venga, venga... no nos paramos!», suelta. Y pasea entre los cuatro grupos en los que se ha dividido el equipo para ir supervisando uno por uno. «¡Bien Maceira, bien... Eso es!». Tena va cogiendo revoluciones. «¡Vamos, vamos, ... intensidad!», pide a un palmo de los hombres a los que debe lograr exprimir, a los que tiene la obligación de sacar un rendimiento mayor.

La pasión en cada minuto, en cada segundo sobre el campo, forma parte de la firma de Miguel Ángel Tena. La vio en dos de los entrenadores que han marcado su carrera tanto como futbolista como en su reciente experiencia en los banquillos: Claudio Barragán y Paco Jémez. «Es imposible relajarte con él. Lo tuve en el Elche y desde el primer día imprime una gran intensidad en los entrenamientos», decía del primero en un reportaje para La Voz. «Solo hace falta mirarlo a los ojos para saber lo que te va a comunicar. Es imposible relajarte con él, resulta todo un espectáculo verlo entrenar, el nivel de intensidad que mete es muy elevado. Sus equipos comienzan a competir desde los entrenamientos.», recalcaba cuando se le preguntaba por el segundo.

La sesión sigue en A Malata. Beade ha preparado un circuito de ejercicios físicos. «¡Esprintamos hasta el final y luego ya descansamos... Quiero esprint hasta el final!», vuelve a emerger la voz de Tena. En un lado, Joselu, que no se ha calzado las botas por los problemas de espalda que arrastra desde hace semanas, contempla cómo sus compañeros rompen a sudar. Llegan Juan Martínez y Nano Macedo, que siguen recuperándose de sus lesiones. Y un minuto más tarde aparece Dani Benítez, con el doctor Carlos Brage. El grupo al completo. Comienza una nueva etapa. Tal vez, métodos distintos, pero la misma exigencia. En el Racing solo vale ganar.