Lo sé, sé lo que están pensando, pero no, esto no es noviembre. Aunque podría serlo, por los cielos grises y las lluvias. Si no fuera por los 20 grados, más de uno pasaría algunas hojas del calendario. Agosto ha sido en Ferrolterra uno de los más lluviosos de los últimos años. ¿La parte buena? Se puso fin a casi tres meses de un déficit hidrológico importante, que sufría la comunidad desde prácticamente inicios de mayo.
Ahora aquello de la sequía suena a chiste, y las esperanzas de quienes no han podido catar la playa el pasado mes, están puestas en septiembre. El noveno mes del año, un mes con fama de bueno al menos en lo que a la meteorología se refiere, y que en el último año se ha caracterizado por ser en la comarca cálido o muy cálido.
¿Cómo será el tiempo en septiembre? Pues miren, no lo sé. Los soles amarillos que anuncian de semana en semana, se convierten, cuando la fecha se acerca, en sol y nubes y cuando amanece el día, una espesa capa blanca cubre el cielo ferrolano, sin que se vea rastro de ese anticiclón que supuestamente nos afecta desde las islas Británicas.
Con toda la prudencia que esto de la meteorología me ha enseñado a tener, les digo que, si finalmente se cumplen las previsiones, acudan este fin de semana a la playa como si fuese la última vez este año que se tumban en la arena, que se bañan en el mar y que se tuestan al sol. El lunes cruzaremos los dedos para que esa influencia anticiclónica que supuestamente se va a mantener, se quede en Galicia. Tiempo al tiempo.