Ferrol tiene gancho para el turismo. Se trata de una cuestión que está fuera de debate. Posee reclamos -reclamos de calidad- que no dejan indiferente al visitante.
Las grandes navieras internacionales que envían sus cruceros a la ciudad son un buen ejemplo de este atractivo. Aquí nadie da puntada sin hilo. Y menos en un mercado tan competitivo. Si estos buques de pasaje llegan a Ferrol es porque las empresas saben que es un buen destino. Y porque a los pasajeros les gusta. No hay que darle más vueltas al asunto.
Otra cosa es que se le esté quitando el partido adecuado a ese gancho. A esa capacidad de seducción. ¿Se ha mejorado en la proyección de la urbe y de la comarca? Sí. ¿Hay nuevas propuestas encima de la mesa? Sí. Pero es necesaria más organización. Más coordinación. Más profesionalización.
Ferrol necesita como agua de mayo un foco que aglutine todo este potencial. Que le otorgue forma. Y marca. Ya se ha intentado hacerlo en varias ocasiones, pero sin éxito. Quizá todavía no nos tomemos el turismo, sus posibilidades y el dinamismo económico y laboral que genera, como realmente se merece. En serio. Suele pasar que tenemos la oportunidad delante de las narices y miramos para otro lado. Ferrol tiene gancho. Y ahora es momento de dar un salto cualitativo para sacarle el máximo partido. Se ha comenzado a recorrer solo el inicio de un prometedor camino. La implicación de instituciones y gremios, su colaboración, revelará si se llega a buen puerto. O no.