La obra del pintor ya forma parte del paisaje sentimental de Ferrol
07 ene 2018 . Actualizado a las 21:51 h.Es cierto que José González Collado, el octogenario artista al que el Concello acaba de rendir homenaje dándole su nombre a los jardines de Canido que se encuentran, precisamente, frente al estudio en el que él pinta cada tarde, residió lejos de Ferrol (fundamentalmente en Madrid, aunque también en Francia y en el norte de África) durante los años que marcaron su carrera artística. Pero también es verdad que su ciudad natal es la que sirve de marco a la mayor parte de su obra. Y en especial a la que se encuentra en locales y establecimientos públicos. De ahí que pueda afirmarse, sin ningún género de dudas, que la pintura de Collado, y muy particularmente la de sus murales, ya forma parte del paisaje sentimental de Ferrol.
A estas alturas de su vida, él, Pepe, se siente más próximo que nunca a esas piezas, que a lo largo del tiempo han pasado a formar parte del imaginario de la ciudad. Algunas se han perdido, cosa que le duele («¡Es que eso no se puede tolerar...!», dice) profundamente. Cree que algunas que se encontraban en edificios que ya no existen, como el tristemente desaparecido cine Perla de Fene -donde estaba un mural que recorría de un lado a otro el café del edificio-, pueden «estar guardados en algún lugar, que es lo que se ha dicho». Y espera que reaparezcan para «ver qué pasa con eso».; y quiere que el Concello de Ferrol se encargue de que «no se pierda también la obra que está en el antiguo Bambú Club, que es propiedad y responsabilidad del Ayuntamiento».
Recorrido por los recuerdos
Pasea Collado por Ferrol, siguiendo el particular mapa de sus murales, en los que utilizó diferentes tipos de técnica -la colocación de cerámica, por ejemplo, además de la pintura sobre la propia pared o sobre un fondo de madera-, y el viaje también se convierte en un camino a través de sus propios recuerdos. Son obras creadas a lo largo de medio siglo. Algunas de carácter absolutamente monumental, como la que luce en la fachada de la iglesia de Santa Mariña. Un templo que hoy, lamentablemente, se encuentra cerrado al público, al estar aquejado de aluminosis, mal de muy difícil remedio. En lo que antaño fueron los almacenes Rafael y Vicente, hoy Los Telares, collado representó la «historia del traje». En el actual café Galatea y en la confitería la Suiza se conserva lo que antaño fue una obra, repleta de color y de imágenes alegóricas, situada bajo un único techo. En O Bacoriño tiene piezas a ambos lados del local; obras que parecen dialogar entre ellas. En el mesón Os Cazadores pintaba y repintaba él cada Nochevieja. «Ya ves tú -comenta Collado-, pintar fue mi vida entera».