El comercio de la nave provisional del mercado se opone a su traslado

FERROL

LOS AFECTADOS. Dos joyerías, una tienda de telas, otra de informática y una cafetería son los negocios adosados a la polémica nave, vacía desde el 2003. Sus propietarios aseguran que no tienen intenci
LOS AFECTADOS. Dos joyerías, una tienda de telas, otra de informática y una cafetería son los negocios adosados a la polémica nave, vacía desde el 2003. Sus propietarios aseguran que no tienen intenci ÁNGEL MANSO

Algunos propietarios se niegan a pactar y aseguran que no se trasladarán hasta que lo ordene el juzgado

09 mar 2021 . Actualizado a las 11:14 h.

El derribo de la nave vacía -también conocida como provisional- del mercado central ferrolano es un «objetivo prioritario» para el Concello. No cumple con la ordenación urbanística y hace un año y medio que el pleno municipal tomó la decisión de demolerlo. Sin embargo, no lo tendrá fácil. Los comerciantes que tienen sus negocios adosados a lo que iba a ser un centro comercial ya adelantan su oposición a ser trasladados.

Son cinco los establecimientos a los que el gobierno local debe buscar una nueva ubicación. Pero no todos están dispuestos a negociar. Denuncian que ya han sido trasladados en una ocasión, cuando fueron obligados, también por el Concello, a dejar el que durante décadas fue su anterior emplazamiento, frente a la nave de la pescadería de Ucha, para ocupar el actual, allá por el año 2003. Entonces, aseguran, se les ofreció como definitivo ese nuevo lugar.

«No era una nave provisional, sino un centro comercial», subraya Abel Cuesta, propietario del café bar Avilés. Su hijo, Daniel Cuesta, ocupa el puesto colindante, la tienda de informática Suministros Cuefu. «Dijeron que iban a traer una cadena de supermercados, y después de seis años y medio resulta que todo está abandonado», asegura. Pero «nadie quiere cambiar», resume. Lo corroboran los propietarios de los tres establecimientos restantes. «No estamos dispuestos a trasladarnos», dice José Manuel Reboredo, de Tejidos Maruja. «Queremos seguir aquí estando todos juntos», incidió. Aseguran que ninguno de los negocios podría reinstalarse en los puestos que fuesen quedando vacantes en el interior de la nave principal, como apuntó el Concello. Especialmente difícil lo tendrán con las dos joyerías existentes.

Con el primer traslado forzoso, «solo en los muebles a medida invertimos 60.000 euros», explica Evaristo Fidalgo. Por ello, asegura que no mantendrá negociación alguna con el Concello y que «si nos quieren echar, decidirá el juzgado». «Aquí estamos trabajando muy bien», dice. Desde la Joyería Rubén advierten de que «no se lo vamos a poner fácil». Y fijan sus condiciones: la única opción válida en el entorno sería regresar al lugar de donde ya se les desalojó por cuestiones urbanísticas. Por el momento el Concello, aseguran, no les ha concretado ningún puesto alternativo: «Dicen que no tienen sitio para ponernos», concluye Abel Cuesta.