Ferrol revive su «manifestódromo»

Rocío Pita Parada
Rocío Pita Parada FERROL/LA VOZ.

FERROL

La oposición califica de «vergonzoso» lo vivido en un pleno en el que dejó solo al gobierno local, atacado por la presión de los demás partidos y los insultos del público

29 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El salón de plenos ferrolano resucitó su cometido como manifestódromo. El término, acuñado por el anterior alcalde, Juan Juncal, indica gráficamente lo que durante su mandato vivió en repetidas ocasiones y también su sucesor en el actual: convertir el escenario municipal en un lugar donde distintos colectivos den rienda suelta a sus demandas.

El jueves se dieron todos los ingredientes: numeroso público, un considerable enfado y también muchas faltas de respeto. Gritos, abucheos, increpaciones e insultos desde las gradas. En el escaño, la procesión iba por dentro y los munícipes intentaban mantener la calma. No hubo amenazas de desalojo, aunque bien podría haberlas habido. Sí recesos aprovechados en corrillos por los concejales del gobierno para intentar, sin éxito y con resultado contraproducente, calmar los ánimos de las trabajadoras de DYA y Serviasistencia.

Pancartas en el coche oficial

La presión se mantuvo hasta el final... y más allá. Cuando el alcalde disolvió la sesión, después de que la oposición hubiese abandonado el pleno, las pancartas exhibidas por las trabajadoras en el pleno decoraban al filo de la medianoche el coche oficial. Tal y como grabó una televisión local, los concejales del ejecutivo local fueron seguidos por las decenas de trabajadoras cuando abandonaban el Ayuntamiento.

Pero la tensión continuó en el día después. Porque el del jueves fue un pleno sin precedentes. Nunca en la historia de la democracia en Ferrol, asegura el veterano Juan Fernández, líder de IF, toda la oposición había dejado plantado al gobierno en un pleno. Él fue el primero en hacerlo. Le siguieron sus ediles y después los de IU, PP y BNG. Ayer todos aludían a la «actitud» del alcalde que, aseguran, cortó la intervención del portavoz popular. «Me dijo que era inmoral y ordenó que bajasen mi micrófono», señaló. Fue el detonante de una noche que acabó siendo más corta de lo que era de esperar. «Continuas salidas de tono», «comportamiento provocador», «vergonzoso», «con mala uva» son algunos de los calificativos que la oposición atribuyó al alcalde.

César y Goebbels

Aunque enfrente tampoco se quedaron atrás. En el pleno, Yolanda Díaz comparó de nuevo a Irisarri con César y aludía al nazi Goebbels dirigiéndose a Ramón Veloso. «Cada vez que [Irisarri] escucha algo que no le gusta reprende al portavoz que está hablando, y eso solo sucede en las dictaduras», se desquitó el flamante candidato popular Rey.

Díaz culpó al alcalde de no saber llevar el pleno: «Consintió y propició el debate con los miembros del público». «Foi un acto vergoñento para unha cidade como Ferrol», añadió Xoán Xosé Pita, portavoz del BNG, aguardando, dice, que haya servido como «lección». No fue estrategia, dicen, solo una señal de protesta. Y no se aguardan más consecuencias políticas que nuevos y tensos plenos.

«En este mandato se ha bajado el clima de crispación y así queremos que siga siendo», capeaba el temporal ayer Irisarri ante los medios de comunicación. Atribuye lo vivido al «desgaste» al que se intenta someter a su gobierno en minoría y promete «no caer en ninguna provocación».