Un bazar con mucha historia

TEXTO Beatriz Antón FOTO César Toimil

FERROL

Tres generaciones de una misma familia han visto pasar la vida tras el mostrador de «Tú y yo», uno de los negocios más veteranos de A Magdalena

22 mar 2010 . Actualizado a las 12:30 h.

El bazar Tú y yo de la calle de la Iglesia es como una pequeña familia. A las clientas de más edad no se les llama doña fulanita o doña menganita, sino que reciben el trato de «tías» -entre ellas, la tía Carmucha o la tía María-, y tras el mostrador, Fefa Veiga y Bárbara Cartelle parecen más tía y sobrina que empleada y jefa, lo que realmente son. «Los fundadores de este negocio eran una gente muy buena, muy amable, que trataba a los clientes de maravilla, y quieras que no, esos valores y esa educación se transmiten de generación en generación», apunta orgullosa Fefa, dependienta del bazar desde hace ya cuarenta años.

Los «fundadores» de los que habla esta mujer falangueira y simpática son Luisa Rendueles y Antonio Díaz López, más conocido como Ton, un ex jugador del Racing que, tras colgar las botas y abandonar los campos de fútbol, se puso a vender, junto a su mujer, todo tipo de menaje de cocina en el número 124 de la calle de la Iglesia.

«Le pusieron Tú y yo porque mi abuela y mi abuelo no conseguían ponerse de acuerdo sobre el nombre que le iban a dar la tienda, y al final, ella se plantó y dijo: 'Pues ni lo tuyo ni lo mío, le ponemos Tú y yo'», explica entre risas Bárbara Cartelle, nieta de la pareja fundadora.

Después de varios años de funcionamiento, el negocio pasó a manos de la hija de Luisa y Ton, María Luisa Díaz Rendueles -la madre de Bárbara-, y tras el fallecimiento de esta hace casi tres años, su viudo, Ricardo Cartelle, y su hija decidieron tomar el mando del bazar.

«Yo nunca pensé en dedicarme a esto; estudié Integración Social y durante un tiempo estuve trabajando en un centro de niños autistas de Vigo, pero al enfermar mi madre, creí que tenía que regresar a Ferrol, que mi sitio estaba aquí, con mi padre y mi hermano», cuenta Bárbara. Su historia, explica a continuación, guarda cierto paralelismo con la de su madre. «De joven, quiso estudiar Medicina o Farmacia, pero su madre murió cuando tenía solo 18 años, y ella decidió quedarse en el bazar para ayudar a mi abuelo».

Pese a que al principio le costó integrarse en el mundo del comercio, Bárbara asegura que ahora se siente muy «cómoda» tras el mostrador. «Me gusta mucho trabajar de cara al público, y además, tanto Fefa como Pedro José (el otro dependiente) me ayudaron mucho a adaptarme».

Su padre, Ricardo, reparte su tiempo entre el Arsenal militar-donde es electricista desde hace 30 años- y el bazar, en el que echa una mano por las tardes. Tanto él como su hija reconocen que trabajar juntos no siempre resulta fácil -«porque los dos tenemos mucho genio», apunta Bárbara-, pero también tiene ventajas. «Hay más confianza, y si hay que hablar o pedir algo, no te andas con tantos miramientos», apostilla ella a continuación.

Ricardo confirma sus palabras y asegura que los dos son «igualitos» en lo que al carácter respecta, pero también guarda elogios para Bárbara. «Estoy muy orgulloso de ella, porque es muy responsable y trabajadora. Se preocupa de todo y por todos».

Juntos comparten horas y horas en Tú y yo, un bazar que ha surtido de vajillas y utensilios de cocina a casas y restaurantes de toda la comarca. E incluso del extranjero. «Tenemos una clienta que tiene un bar en Suiza, y cuando viene en verano siempre se lleva algo de aquí», comenta Bárbara orgullosa.