El alcalde de Mugardos lució ayer cintura política y suspendió el pleno ante los gritos de «dimisión» de parte de la grada. Se debatía la revocación de su sueldo
26 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.«De novo fun deportista», dijo en algún momento el alcalde de Mugardos, el nacionalista Xosé Fernández Barcia. Y ayer demostró estar en plena forma durante la sesión plenaria en la que la oposición pretendía debatir la revocación de su sueldo. En símiles futbolísticos, el regidor municipal hizo un regate a la estrategia política de PP, PSOE, IU e Independientes al aprovechar el alboroto en la grada para suspender el encuentro.
Ya había intentado driblar con anterioridad. El pleno comenzó con la crítica de los opositores, con mayoría en la corporación al sumar en conjunto ocho ediles frente a los cinco del BNG, porque el regidor no hubiera introducido en el orden del día la polémica propuesta.
«Ten visos de ilegalidade», sentenció Fernández Barcia. Sin embargo, los opositores siguieron adelante y votaron llevar a debate la moción. El alcalde perdía así el primer asalto.
No hubo mayores problemas hasta el punto número cuatro. Se debatía la revocación de la compatibilidad concedida en 1997 a la aparejadora Carmen Piñeiro. Cabe recordar que la técnico es una de las personas detenidas el pasado 3 de diciembre durante la famosa operación Virgin, en la que la Fiscalía del TSXG ha detectado indicios de una red de tráfico de influencias.
Compatibilidad
«Coherencia». Fernández Barcia aludió a esta palabra para relatar que ya en 1997 el BNG había votado en contra de esa compatibilidad laboral y que seguía opinando lo mismo. Pero ese sustantivo pasó por boca de todos los portavoces en una encarnizada discusión.
«Llama la atención que esta propuesta tenga que venir de los partidos de la oposición», apuntó el portavoz de los populares, Domingo Deus, quien volvió a pronunciar que «eso demuestra la coherencia que ustedes no tienen».
Tras ese derechazo, la líder de IU en Mugardos, Pilar Díaz, comparó al concejal de Urbanismo, Xosé Antón Bouza, con Calimero. Sí, ese polluelo negro de los dibujos animados que repetía: «Esto es una injusticia». «Son ustedes tan víctimas que hasta les van a dar un espacio en televisión», soltó el zurdazo.
El ambiente se fue calentando y la grada, a rebosar de gente, hacía ya sus primeros comentarios en voz alta mientras un voluntario trataba de mantener la puerta abierta... «para que entre algo de aire». Pero finalmente se votó... y se aprobó la propuesta de la oposición por unanimidad.
«Defecto de forma»
El resto de envites del orden del día fueron pasando hasta atascarse en el asalto número nueve. «Tamén por defecto de forma pediría que quedara encima da mesa», argumentó Barcia.
La moción en cuestión reclamaba la suspensión cautelar de empleo y sueldo para los funcionarios Carmen Piñeiro y Ovidio Torrente (éste último, el policía local también detenido el 3 de diciembre por la operación Virgin). «Invade as competencias do alcalde», explicaron tanto el regidor como el secretario del Concello, «e advirto que estariamos cometendo unha ilegalidade», espetó Barcia.
El edil independiente Manuel Fariña cayó en la cuenta: «Entonces pedimos una enmienda a la moción», dijo, para cambiar el texto por un «instamos al gobierno municipal a...». Pero para entonces el alcalde ya estaba diciendo que debería corregirse el texto para un próximo pleno. Y ahora un órdago: «Non vou renunciar ás miñas competencias. Facede unha moción de censura e xa está», sentenció.
El terreno estaba en el momento álgido del juego y el BNG buscaba el tanto con el que empatar el partido. Fariña se sinceró: «Barcia, tú no mereces ser alcalde», dijo; a lo que pronto respondieron del público que buscase él a otro. Y el debate degeneró hasta que Pilar Díaz (IU) dijo: «Si no vas a dejar que se debatan las mociones del orden del día, IU va a dejar el pleno».
Tras levantarse, una parte del graderío arrancó a gritar «dimisión, dimisión...». Hora y media después de empezar el partido, el árbitro se levantó también y suspendió el pleno. A su salida de la sala, un joven pronunció: «Va siendo hora Barcia», a lo que contestó otro con un «como dimitas te mato».