Dos meses viviendo en la playa por no poder pagar el alquiler

LA VOZ REDACCIÓN

ESPAÑA

El matrimonio formado por José Vicente Roca y Charo Ortiz con sus pertenencias en la playa alicantina de San Gabriel, donde se ven obligados a dormir por no poder hacer frente al alquiler de una vivienda.
El matrimonio formado por José Vicente Roca y Charo Ortiz con sus pertenencias en la playa alicantina de San Gabriel, donde se ven obligados a dormir por no poder hacer frente al alquiler de una vivienda. YOUTUBE

Esa es la dura situación en Alicante del matrimonio formado por José Vicente y Charo. Los 1.000 euros que consiguen ingresar cada mes solo les alcanzan para pagarle una habitación a su hija

18 sep 2024 . Actualizado a las 19:20 h.

La playa de San Gabriel, en Alicante, tiene desde el pasado 19 de julio una tienda de campaña instalada permanentemente en el arenal. Se venía moviendo de sitio para que así pudieran habitarla José Vicente Roca y Charo Ortiz. La Policía Local ya les ha dicho que no se puede acampar en la arena, así que la cambiaron por un parasol, una colchoneta y una sombrilla para intentar burlar la normativa. La pregunta es... ¿cuánto tiempo aguantarán?

Así es ahora su improvisado hogar, al que han tenido que recurrir por un revés vital. Entre los dos solo ingresan 1.000 euros mensuales y venían pagando 350 euros por el alquiler de un piso. Han ido trampeando la situación durante 7 años. Tras una mala época llegaron a acumular deudas por valor de 1.200 euros que acabaron por dejarles en el calle.

A pesar de que una ayuda de 900 euros parecía que iba a servir para costear los atrasos, ya fue demasiado tarde porque recibían finalmente la carta con la orden de desahucio. No pueden sufragar un alquiler y tampoco tienen acceso a una vivienda social pese a llevar ocho años en listas de espera. «Los alquileres están tan altos que es imposible», explica Charo al comentar que no pueden hacer frente al aval y los meses de fianza que piden para arrendar una vivienda.

Lo que ingresan lo destinan a sus necesidades básicas, a alquilarle una habitación a su hija, que recientemente cumplía 18 años y estudia un ciclo de Atención a la Dependencia y a disponer de un trastero en el que guardan sus enseres. El matrimonio ha relatado a EFE Televisión su situación desesperada. «Si llega un día en el que no puedo pagar la habitación de mi hija, lo siento en el alma y en el corazón, pero le voy a meter una patada a una puerta porque mi hija no se queda en la calle», cuenta Charo con la voz entrecortada y los ojos vidriosos.