«La inmersión lingüística que han impuesto en Cataluña ha fracasado», asegura el catedrático de Psiquiatría Adolf Tobeña

ESPAÑA

Adolf Tobeña, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Bellaterra
Adolf Tobeña, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Bellaterra CEDIDA

El profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona presentó ayer en el Congreso  su obra  «Cataluña fragmentada»

18 dic 2021 . Actualizado a las 18:43 h.

Catedrático de Psiquiatría en la Universidad Autónoma de Barcelona, Adolfo Tobeña (Graus, Huesca, 1950) es autor de numerosos libros de su especialidad, pero también sobre Cataluña, como La pasión secesionista o Catañoles. El último lo ha publicado en inglés, Fragmented Catalonia (Cataluña fragmentada), que se presentó ayer en el Congreso, y se refiere a una situación en la que «la mitad de la población catalana quiere irse de España y la otra mitad permanecer en ella». Para el autor, «existe un repudio mutuo; los secesionistas repudian a los unionistas y, al revés, los unionistas repudian a los secesionistas, esto se mantiene activo, pero soterrado».

—¿Ha mejorado la convivencia entre ambas partes tras el fracaso del procés?

—Ha mejorado porque entre el 2016 y el 2019 se estuvo muy cerca del enfrentamiento civil y ahora la efervescencia secesionista se ha adormecido, hay una sensación de hibernación. En realidad, sigue habiendo un empate crónico y el enquistamiento continúa.

—En sus libros destaca que el independentismo está mucho mas extendido entre las clases acomodadas que en las populares.

—Las clases populares catalanas no quieren irse de España. Las que quiere hacerlo son las clases medias, medias-altas y una parte de las élites. Las clases populares, que son de izquierdas en su mayoría, se pasaron en masa a Ciudadanos en el 2017, porque veían peligrar su futuro, pero han vuelto al PSC gracias al efecto Illa. Ahora ha ocurrido algo radicalmente nuevo. Aunque hagan el paripé de que se pelean, la situación es la siguiente: en Madrid gobierna el PSOE con el apoyo tácito, pero crucial, de ERC, y en Cataluña, ERC con el apoyo tácito del PSC. Si esto se mantiene durante tiempo, y ese es el objetivo de Pedro Sánchez, se instalarían en Cataluña otro tipo de élites de clases medias que sustituirían a las antiguas de Convergència por las nuevas de ERC y se produciría un adormecimiento crónico de las expectativas de secesión.

—De hecho, ERC ha hablado de postergar la independencia.

—Exacto, porque aspiran a eso, a ser los amos de la región durante veinte años y crear las mismas redes clientelares que creó Convergència en su gobierno de treinta años. Esto podría tener congelado el asunto de la secesión durante mucho tiempo.

—¿Cómo valora lo que está pasando con la niña de Canet?

—Es un tema de confrontación política transitorio y pasajero, un episodio horrible, pero no es el primero que ocurre. Siempre que se produce un hostigamiento contra alguien que quiere ejercer sus derechos se está practicando la tiranía, porque se señala para generar un apestado y provocar su ostracismo. Que después se utilice para, en lugar de discutir a fondo sobre la educación en Cataluña, ver quién saca más rédito también es horrible.

—Usted es coautor de un estudio sobre la inmersión lingüística. ¿Qué destacaría?

—El sistema actual de inmersión lingüística solo tiene la aprobación de aproximadamente la mitad de la población. El otro 50 % querría un sistema equitativo o de elección por los padres de la lengua preferente o que predomine esta de forma automática. Pero este asunto se ha convertido para los independentistas, y con cierta connivencia de la izquierda, en un asunto tabú, indiscutible, sagrado. La mitad de la población catalana está sometida a un sistema que no quiere, pero se le impone. De ahí que de vez en cuando aparezcan conflictos.

—¿Ha fracasado el sistema de inmersión lingüística?

—Claro, ha fracasado porque no ha conseguido sus objetivos, lograr la cohesión social a partir de una lengua preferente, el catalán, y crear una especie de ciudadanos bilingües perfectos que dominaran el catalán y el castellano. Sin embargo, la lengua se ha convertido en otro elemento de la fractura social y la mayor parte de los ciudadanos no dominan ni el catalán ni el castellano. El resultado es que todos los lingüistas están de acuerdo en que el catalán se está dialectizando y convirtiéndose en algo que se llama catañol.

—¿Quiénes son los catañoles?

—La gente que se reconoce por su identidad nacional dual, catalana y española, son el 60 % de la población. Están en contra de la secesión, los que la quieren son los llamémoslos catalanes con pedigrí, que aborrecen, odian, a España, a los que se suman algunos inmigrantes, en una proporción muy pequeña, que han visto una oportunidad de prosperar en una Cataluña que fuera independiente. Rufián es catañol, pero se ha apuntado al secesionismo,.