Casado actúa para dar imagen de partido de gobierno y batallar por la Moncloa

Nuria Vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Ana Pastor, Cuca Gamarra, Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida, el pasado día 20 durante la reunión de la directiva nacional del PP
Ana Pastor, Cuca Gamarra, Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida, el pasado día 20 durante la reunión de la directiva nacional del PP Ricardo Rubio | EUROPA PRESS

Niega un viraje al centro, pero impulsa a gestores como Pastor, Gamarra y Almeida

23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha pasado poco más de un año desde aquel almuerzo del 27 de mayo en el que los barones del PP pusieron de manifiesto sus discrepancias con Pablo Casado en el diagnóstico electoral y en la estrategia. El partido acababa de lograr 700.000 papeletas extra en los comicios municipales y autonómicos tras haberse derrumbado hasta los 66 escaños un mes antes en el Congreso. En los territorios atribuyeron el avance a un rápido giro al centro en el discurso para amarrar el poder en comunidades y ayuntamientos y detener la sangría. La tesis, sin embargo, quedó desterrada en Génova. El líder de los populares negó el viraje por «inexistente» e insistió en que la formación nunca se había desplazado de su espacio político. Pero la cosa, le replicaron, va de «percepciones», y los votantes habían visto al partido en un proceso de «derechización».

También ahora, sostienen fuentes autonómicas, «la cosa va de percepciones». A eso, a la necesidad de que cale en la opinión pública la imagen de un PP «centrado», capaz de ejercer de «partido de gobierno», atribuyen la remodelación ratificada el jueves del equipo directivo, la salida de Cayetana Álvarez de Toledo y el ascenso de perfiles con experiencia de gestión, como Cuca Gamarra, Ana Pastor y José Luis Martínez-Almeida.

«El paso del tiempo da y quita razones -argumenta un cargo popular-. Y, en este caso, ha llevado a Casado a comprender que con fichajes como el de Álvarez de Toledo para puestos de primera línea no se representa a la sociedad de hoy». 

Rumbo a la Moncloa

En el PP asisten estos días a la crisis, «atenuada por ocurrir en el mes de agosto», con la impresión de que el líder de los populares «enmienda» algunas de las decisiones que ha adoptado desde que en el 2018 tomó el relevo de Rajoy. Un cambio de táctica, como le habían sugerido numerosas voces, para intentar poner rumbo a la Moncloa. «Esta vez -dicen- se la juega». En primer lugar, recuerdan su empeño en el nombramiento de Álvarez de Toledo, pese a que sectores del partido alertaron de que sus vínculos con la fundación de José María Aznar, FAES, y su renuncia a ir en las listas en el 2015 por profundas diferencias con Mariano Rajoy, no le hacían «adecuada» para representar al PP en su versión más amplia.

Por otro lado, creen que el aznarismo, que se vio seducido por el cambio que representaba Casado, está retrocediendo, al menos en la estructura orgánica del partido, y que la promoción de Gamarra y Pastor supone otorgar responsabilidad a dos personas afines, la primera, a Soraya Sáenz de Santamaría, y, la segunda, a Mariano Rajoy. «Eso también hay que tenerlo en cuenta -analiza un miembro del comité ejecutivo del PP-, el gesto puede generar la impresión de que las heridas de las primarias se han cerrado».

Fue en la elaboración de las listas electorales para los comicios del 28 de abril del 2019 cuando fuentes del partido criticaron el fin de la etapa de Rajoy, el desplazamiento de exministros y figuras que consideraban solventes a un rol secundario y el diseño de un grupo parlamentario «a la medida» de Casado.

«Todo líder tiene derecho a conformar sus equipos», protestaron en la dirección nacional. Desde entonces, algunos dirigentes han abogado por que la cúpula acogiera a todas las sensibilidades. Ampliar el núcleo, decían, de los que susurran al presidente. 

Un modelo «más inclusivo»

En la segunda convocatoria de elecciones generales, las del 10 de noviembre del año pasado, las candidaturas reflejaron algunos cambios. «Ajustes», relativizaron en la dirección. Pero que Pastor ganara peso como número dos de la lista de Casado en Madrid se leyó como una señal de que «se tomaba nota» y se empezaba a poner en valor la trayectoria de gestión del PP. Lo consideraron insuficiente, pero un paso.

En esa misma línea, la última remodelación, ha tenido buena acogida en las organizaciones territoriales. «Llega tarde, pero bienvenida sea», señala un representante provincial.

Son varios los cargos de peso que ahora esperan que la estrategia de bajar el voltaje y poner la brújula apuntando al centro se sostenga en el tiempo. «Esto del giro a la moderación ya lo hemos oído antes -añaden-, se trata de no caer en más vaivenes».