La policía sigue la pista de 30 terroristas, 13 de los cuales permanecen refugiados en la Venezuela de Maduro

Melchor Sáiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El terrorista José Ignacio de Juana Chaos, en Belfast, en el 2008
El terrorista José Ignacio de Juana Chaos, en Belfast, en el 2008 PETER MORRISON

27 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La lucha contra ETA no ha acabado. No, al menos, en las oficinas de la Comisaría General de Información del centro operativo de Canillas, en Madrid, el corazón del Cuerpo Nacional de Policía. Allí luce un enorme mapamundi que se ha convertido en una suerte de recordatorio de que, aunque ETA se haya disuelto, el trabajo policial está lejos de haber terminado. En ese gran póster los funcionarios han colgado las fotos de todos y cada uno de los etarras detenidos en el extranjero desde que ETA declaró su alto el fuego definitivo el 20 de octubre del 2011. Es el mapa de los éxitos, pero también recuerda que queda tarea por hacer. Todavía quedan fotos por colgar. Exactamente 30.

Solo hay tres terroristas en fuga a los que los agentes no pudieron ubicar durante mucho tiempo. Las identidades de dos de ellos, aún en paradero desconocido, son secretas. El tercero era Josu Ternera, finalmente detenido el 16 de mayo en Francia.

Venezuela, en el top

Pero el top, sin duda, es Venezuela, donde la Policía sitúa a 13 activistas con causas pendientes. La lista incluye a Arturo Cubillas, el etarra convertido ahora en un alto funcionario del Gobierno bolivariano y al que Caracas se niega a extraditar desde que en el 2010 España le acusara de organizar entrenamientos conjuntos de ETA y las FARC. Iñaki de Juana Chaos, huido desde su puesta en libertad en el 2008, cuando fue acusado de un acto de enaltecimiento del terrorismo, también está bajo la protección del Ejecutivo de Nicolás Maduro.

El caso de Venezuela es «sangrante» para los investigadores. Su rechazo a colaborar, afirman, ha llegado al punto de negar que De Juana Chaos se encuentre en Venezuela, a pesar de que en el 2015 se publicó un álbum de fotos suyo en Chichiriviche, donde regentaba una licorería. «En Sudamérica hay muchos con delitos de sangre», afirma uno de los policías mientras repasa la ficha de José Luis Eziolaza, Dienteputo, al que sitúan «con bastante probabilidad» en Venezuela. Un jefe etarra con una docena de crímenes de sangre a sus espaldas.