Protagonismo para una silla entre Sáenz de Santamaría y Cospedal

f. b. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

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Muchos quisieron ver en ese asiento la barrera insalvable que existe entre las dos líderes que encabezan las dos principales facciones que existen en Génova

03 may 2018 . Actualizado a las 10:34 h.

Una silla libre entre los sitios designados por la organización para la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y para la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, acaparó buena parte de las atenciones de la jornada de ayer durante los actos del Dos de Mayo. En realidad el asiento correspondía al presidente madrileño en funciones, Ángel Garrido, pero sus obligaciones sobre el escenario para entregar las medallas que cada año otorga la Comunidad de Madrid a los galardonados, motivó que apenas la ocupase a lo largo de toda la mañana. Muchos quisieron ver en ese asiento la barrera insalvable que existe entre las dos líderes que encabezan las dos principales facciones que existen en Génova. Como es habitual, se saludaron de forma fría a la llegada, y no volvieron a intercambiar palabra a lo largo de toda la jornada. La distancia entre ambas todavía aumentó cuando la número dos del Ejecutivo se puso las gafas de sol dentro del recinto, aquejada de fotofobia por una conjuntivitis.

Siguiendo las órdenes de Rajoy, ninguna realizó declaraciones. Tampoco ninguna se quedó a disfrutar del aperitivo, ya que a la conclusión del desfile policial se marcharon a la vez, aunque cada una por su lado.

Sáenz de Santamaría es una habitual del Dos de Mayo. No tanto Cospedal, con cuya presencia no se contó hasta última hora, en especial tras haberse convertido en la gran defensora de Cristina Cifuentes dentro de su partido, hasta que la situación resultó insostenible. Por parte del PP también acudieron a la cita el vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, y el vicesecretario sectorial, Javier Maroto.

Ausencia de los expresidentes

Otro de los que confirmaron su presencia a última hora fue el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que arropó en primera fila al candidato socialista a la Comunidad de Madrid ante el poco probable proceso de investidura, Ángel Gabilondo. Ferraz sabe que sin el apoyo de Ciudadanos no salen las cuentas, pero continúa pidiéndole al partido naranja una abstención que favorezca el cambio político.

Podemos, que el año pasado se ausentó en señal de protesta por la corrupción, este año acudió con su precandidato al frente, Íñigo Errejón. También estaba la alcaldesa de la capital, Carmena.

De los que no hubo ni rastro fue de los cuatro expresidentes populares: Gallardón, Aguirre, González y Cifuentes, aunque el nombre de esta última sí estuvo muy presente durante los corrillos que se forman en el cóctel.