«Los maestros exigen que se hable catalán hasta en el patio»

m. l. B ARCELONA / E. ESPECIAL

ESPAÑA

Testimonio de un padre de un pueblo de Barcelona

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«La mayoría de la gente acepta la inmersión obligatoria porque prefiere no hacer ruido», explica un padre de alumnos en un colegio de un pueblo barcelonés, con miedo a ser reconocido.

«Yo pedí educación bilingüe para mis hijos y entonces el Ministerio de Educación dijo a los padres que nos pagaría uno privado. Tardó un año en pagar y para que te paguen tienes que acreditar que el colegio es bilingüe e imparte la mitad de la enseñanza en castellano. La directora se negó a darme el certificado». Con ese vericueto administrativo relata las dificultades que representan no seguir la corriente oficial. «La directora me dijo que un día fue un inspector de la Generalitat y se puso como un basilisco al escuchar a un profesor hablar castellano. Así no se integrarán, le dijo tras insinuar que les cerraría el colegio». En su relato de penurias añade que se ofreció a la dirección a recoger firmas para demostrar que todo era en catalán. «No se le ocurra mover nada», me advirtió.

«Los maestros exigen que se hable catalán hasta en el patio, y defienden que el castellano hay que expulsarlo de la escuela pública», dice, para apuntar que además el castellano se ha convertido en «una maría» sin exigencia. «Se trata de romper vínculos con España», considera como fondo de una estrategia de desgaste.