Interior expulsará a los amotinados en Madrid, que pretendían fugarse

chapu apaolaza MADRID / COLPISA

ESPAÑA

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La revuelta reabre el debate sobre los centros de internamiento de inmigrantes

20 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La arquitectura de los edificios habla. Las ventanas del centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Aluche (Madrid) se cubren con unas placas metálicas como escudos que no dejan ver. El exterior y lo que sucede dentro están condenados a no encontrarse. Ese es uno de los lugares más opacos de Madrid. Nadie entra allí, nada se sabe de lo que ocurre. Les llaman internos, pero viven como presos. Duermen ocho por celda y salen al patio en el que transitan durante 60 días. Allí se digiere el problema de la inmigración, un conflicto que salió ayer a la azotea del antiguo hospital de Carabanchel en Aluche.

Ocurrió después del rezo. En el Sindicato Unificado de Policía sostienen que un grupo de 39 comenzaron una operación «destinada a fugarse». Eran la mitad de los internos, unos 90, pues el CIE está al 40 % de su capacidad. Las mismas fuentes dibujan el siguiente escenario: los internos rompen alguna puerta con los bancos metálicos que habían arrancado para usarlos como arietes e intentan salir al exterior. Es el cambio de turno, con lo que en lugar de cinco agentes de la Policía, hay diez. La huida se les hace imposible, e intentan un segundo plan: subir a una de las azoteas con sábanas enrolladas por las que descolgarse. Son las diez de la noche y están atrapados. Una noche al raso. A las siete comenzó a llover. A las nueve de la mañana, después de once horas gritando consignas a favor de la dignidad y la libertad, desisten y termina una suerte de motín. Sigue lloviendo y la fotografía de los brazos en alto de los inmigrantes, en su mayoría argelinos, da la vuelta a España.

Fuentes policiales advierten de que «se veía venir». Interior ha anunciado que devolverá a los responsables del episodio a su país. El asunto no sorprende a nadie. La Unión Federal de Policía había avisado a los mandos en un informe: se estaba preparando un motín en Aluche encabezado por los argelinos que se iba a dar de forma inminente. Preparaban material para convertirlo en arma blanca, y habían arrancado bancos para usarlos contra las puertas. Los sindicatos se quejan de que hay muy pocos agentes en los centros.

Serrar barrotes

En Aluche en agosto se fugaron 17 después de serrar barrotes y abrir un agujero en un baño. En el 2012, la comisión de derechos humanos de la ONU reprobó a España por una paliza a un interno en ese mismo centro.

«Un día va a suceder una desgracia». Habla un agente que trabaja desde hace años en el Campo de Gibraltar, donde funciona el centro de Algeciras, con una sede en Tarifa. «Cinco hombres no pueden hacerse responsables de la seguridad de 150». Hace un par de semanas, en el CIE de Sangonera, en Murcia, 67 inmigrantes lograron escapar. Se armaron con cuchillos y extintores e hirieron a cinco policías. Motines, cuchillos, patios, celdas... En realidad, los CIE están muy cerca de ser prisiones. Los primeros se abrieron a mediados de los ochenta a raíz de la ley de extranjería. A día de hoy hay ocho. Sirven para recluir a los inmigrantes en situación ilegal a la espera de que se resuelva su expediente, lo que ha de producirse en máximo 60 días. Si no logran el asilo, se retornan a su país si se consigue saber su origen. La medida que debiera ser excepcional, se utiliza de manera «abusiva», según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, y poco eficaz: solo el 40 % de los internos volvieron a su país en el 2015.

El Ayuntamiento de A Coruña solicita el cierre de los centros de extranjería

A raíz de los sucedido en Aluche, el Ayuntamiento de A Coruña, a través de su concejala de Igualdade, Rocío Fraga, reclamó ayer el cierre de los centros de internamiento de extranjeros. «É impensable que a día de hoxe haxa personas que están privadas de liberdade non por ter cometido ningún delito, senón simplemente por unha situación administrativa irregular», dijo la edil antes de recordar que «a obriga das institucións públicas é traballar en contra do racismo e a prol da igualdade de oportunidades».