Tentaciones

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

05 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia está plagada de pequeños cambios que producen enormes transformaciones. Pero también de movimientos mínimos que conducen al precipicio. Y solo el tiempo nos dirá a dónde nos lleva ese pequeño paso. Con esa incertidumbre han de lidiar estos días los líderes políticos antes de avanzar hacia un lado u otro en sus negociaciones. Aunque desde ayer cuentan con una pequeña ayuda en forma de encuesta del CIS. El estudio muestra que unas nuevas elecciones apenas variarían los grandes números del 20D y que, en consecuencia, no ayudarían a resolver el bloqueo que ha paralizado hasta ahora el proceso de investidura. Aunque hay un pequeño gran cambio: la suma de Podemos y sus confluencias superarían al PSOE. Pablo Iglesias lograría así, al menos en las encuestas, el sorpasso al que aspira. Y ello, que en caso de convertirse en realidad tendría notables consecuencias, es ya fuente de poderosas tentaciones que pueden afectar a las estrategias negociadoras.

El primero de los tentados es Iglesias, al que la encuesta refuerza en su apuesta de máximos. Si no le dan todo lo que quiere, irá gustoso a unas nuevas elecciones, convencido de que superará a los socialistas y se convertirá en líder de la oposición. Sensu contrario, la tentación para Pedro Sánchez es ceder en todo lo que sea necesario para evitar volver a las urnas, porque eso sería su defunción política y probablemente también la de su partido. El tercero de los tentados es Mariano Rajoy, quien mejoraría su situación aunque solo fuera por el hecho de que, incluso sin ganar escaños, se quedaría como el único candidato con posibilidades reales de ser presidente del Gobierno. Porque si es difícil que el PSOE asuma las exigencias de Podemos, el apoyo a la inversa sería imposible.

Pero los españoles ya votaron. Ese es un principio democrático que debería respetarse. Y no solo eso. Ocurre, además, siguiendo el principio físico de que el observador altera lo observado, que las acciones de los partidos modifican sus propias expectativas. Dejarse llevar ciegamente por las tentaciones puede hacer que uno acabe dándose de bruces con una realidad que no es la soñada.