Las elecciones, el 20 de diciembre

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El presidente del Gobierno se muestra dispuesto a una reforma de la Constitución para cerrar el problema catalán porque «no podemos seguir en esta inestabilidad»

02 oct 2015 . Actualizado a las 08:23 h.

Las elecciones generales se celebrarán el 20 de diciembre. Así lo confirmó ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien justificó esa decisión en la necesidad de esperar a que pasen las Navidades para formar el nuevo Parlamento y contar así con un plazo que llega hasta el 14 de enero. La otra fecha posible, el 13 de diciembre, habría obligado a abordar este proceso en plena celebración de las fiestas. La decisión de Rajoy implica que las Cortes se disolverán como muy tarde el 26 de octubre, para cumplir así la exigencia de que transcurran 54 días desde la convocatoria y la celebración de los comicios. La actual se convertirá así en la legislatura más larga de la democracia.

En su primera entrevista desde que el pasado domingo se celebraran las elecciones catalanas, Rajoy explicó en Antena 3 que, a su juicio, después de esos comicios hay menos riesgo que antes de que se produzca una declaración de independencia. Para apoyar ese razonamiento, explicó que en estos comicios solo un 36 % de la población apoyó la secesión, mientras que más del 50 % se manifestó en contra y otro 20 % no acudió a votar, lo que implica, a su juicio, que tampoco respaldó la independencia.

«Podríamos hablar, sí»

Pese a todo, se mostró dispuesto a abordar una reforma de la Constitución para solucionar el conflicto catalán porque «no podemos seguir en esta inestabilidad mucho tiempo». Propuso por ello, «trabajar juntos» para «ver qué podríamos hacer en el futuro». La únicas condiciones que puso son que se preserve la unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles. «Podríamos hablar, sí», contestó cuando se le preguntó explícitamente por una reforma de la Carta Magna.

Pero, a continuación, cuestionó las ofertas lanzadas por el líder del PSOE, Pedro Sánchez. «Habla mucho, pero a la gente hay que juzgarla por los hechos», dijo, y le acusó de haber sido incapaz en el año y medio que lleva al frente del partido de aclarar «qué quiere reformar de la Constitución». «Estoy encantado de hablar con él», añadió, aunque precisó que no tiene pensado llamarle, y tampoco al líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Lo importante, afirmó, es que con el PSOE y Ciudadanos «coincidimos en los temas más importantes», aunque, en referencia a Ciudadanos, dijo que «los experimentos es mejor hacerlos con gaseosa».

«No soy don Tancredo»

Respecto al diálogo con Artur Mas, señaló que «habrá que esperar a ver quién es elegido presidente de la Generalitat, y yo desde luego hablaré con él». Interrogado sobre la reciente reforma del Tribunal Constitucional, que faculta a los jueces para suspender de sus funciones al presidente de la Generalitat en caso de desobediencia, señaló que él apoyaría esa decisión si se tomara, como acepta cualquier medida que tome un tribunal de justicia, aunque dijo esperar que no sea necesario llegar a ese extremo.

Rechazó la interpretación de que el conflicto con Cataluña se deba a su pasividad. Y, entre las causas de haber llegado a esta situación destacó que el PSOE promoviera la reforma del Estatuto catalán; la creación del tripartito en Cataluña o el hecho de que CiU abandonara la centralidad para aliarse con «partidos radicales». Refutó por ello como «un tópico» la acusación de ser un «don Tancredo», aunque presumió de haberlo sido cuando se negó al rescate de España. Y afirmó que podría no haberlo sido y aceptar las reclamaciones de Mas, pero entonces «no sería don Tancredo, sino un irresponsable de tomo y lomo». Aún así, dijo tomarse «muy en serio» el hecho de que muchos catalanes se muestren dispuestos a separarse de España y aseguró que abordará ese problema desde un punto de vista «político».

«Hay que explicar a los catalanes que España no les roba y que, además, sí les queremos», señaló respecto a las recurrentes acusaciones de maltrato a Cataluña lanzadas por los independentistas. Se mostró dispuesto a hablar con todos y no excluyó a Podemos. «Nunca jamás he descartado reunirme con Pablo Iglesias», precisó, y recordó que recientemente ha hablado con dirigentes de Podemos en la inauguración del nuevo puente en Cádiz o de la línea de AVE en Palencia y León. «Y muy bien, me contaron sus reivindicaciones y estupendamente», concluyó.

En cuanto a sus tirantes relaciones con José María Aznar, quien le advirtió de que el PP ya ha recibido cinco avisos en diferentes procesos electorales sin que se haya producido ninguna reacción, despachó esas declaraciones sin siquiera contestarlas. «El señor Aznar dice lo que estime oportuno y conveniente, y yo hago lo que estimo como presidente del Gobierno», dijo en tono displicente. «Yo a la gente le hablo a la cara, no mediante comunicados», añadió casi con desprecio cuando se le recordó que Aznar se dirige hacia él por medio de comunicados de FAES.

Explicó por último que, pese a que su partido ha vivido una «época muy difícil» por las duras decisiones que ha tenido que tomar el Gobierno, ha sido el más votado en las europeas, las municipales y las autonómicas.