El auge de los indignados con fronteras

MARILUZ FERREIRO LA VOZ EN BARCELONA

ESPAÑA

El voto rural y urbano en Cataluña
La Voz

Los independentistas antisistema de la CUP demostraron más callo y más calle que Podemos en Cataluña, arañando votos urbanos y rurales

29 sep 2015 . Actualizado a las 12:03 h.

Las elecciones autonómicas han puesto el Gobierno catalán en manos de la CUP. La Candidatura d?Unitat Popular ha pasado de tres a diez escaños y tiene la llave del Ejecutivo. Ha pescado apoyos entre los independentistas de izquierda desencantados que no digirieron que Esquerra se aliara con los convergentes y entre los antisistema que encontraron demasiado descafeinada la opción que presentaba Podemos en Cataluña. Ahora la formación del nuevo Ejecutivo pivota sobre este grupo que quiere abandonar prácticamente todos los marcos legales que conoce esta comunidad autonómica, España, Europa y la OTAN.

CUP

Podemos antes que Podemos. La CUP es un Podemos sin laboratorio. Más ruda, menos sofisticada y burbujeante, pero con más raíces en Cataluña. Sus defensores sostienen que cuando Pablo Iglesias era niño ellos ya se encadenaban por una causa. Una de sus batallas fue la supresión de la mili. Su rostro más conocido, el independiente David Fernández, ha escrito un libro explicando en qué consiste la CUP. Adopta sus decisiones de forma asamblearia en interminables reuniones celebradas en plena calle en los municipios más recónditos de Cataluña. Sus responsables tienen la encomienda de escuchar pacientemente incluso la más disparatada de las propuestas. Fernández negoció con Artur Mas cuál sería la pregunta planteada en la consulta soberanista del 9 de noviembre del 2014. Como el presidente de la Generalitat le pidió que mantuviera en secreto las propuestas, Fernández pidió públicamente perdón a sus correligionarios en una asamblea por haber traicionado el espíritu de su formación.

Los integrantes de la CUP serían los barbudos de toda la vida frente a la moda de los hipsters de Podemos. Son irreverentes y llegaron a proponer a la monja independentista Teresa Forcades como papa cuando Benedicto XVI renunció. Admiten que sus votantes naturales no son los obreros de Seat de toda la vida ni los funcionarios acuciados por los recortes, que brindaron su apoyo al PSC y ahora se lo prestan a Ciudadanos. Su caladero «son los nuevos excluidos del sistema», trabajadores en precario o desempleados nacidos en los setenta y en los ochenta, con formación pero sin perspectivas. Así es como se han convertido en la segunda fuerza en Gracia (no confundir con el paseo de Gracia), uno de los barrios más alternativos de Barcelona, y la cuarta en la capital catalana. En la ciudad de Gerona escala también hasta la tercera posición. Pero, además, su implantación de años le ha permitido rascar sufragios en los pequeños ayuntamientos del interior, allí donde no llega el partido de Pablo Iglesias.

Paradójicamente, Artur Mas contribuyó a legitimar a la CUP como una fuerza más dentro del sistema con su abrazo a Fernández tras la consulta independentista del pasado año, gesto que fue criticado por Pablo Iglesias. El guiño planteaba de forma tácita que no era descabellado que el padre burgués votara a CiU y el hijo rebelde apoyara a la CUP.

El frente anticapitalista recibió aplausos de los simpatizantes de Junts pel Sí cuando celebraban el triunfo durante la noche electoral. Pero ahora altavoces mediáticos del independentismo acusan a la CUP de hacerle el caldo gordo al PP y al PSC por expresar que no hay suficiente apoyo en las urnas para iniciar el proceso de independencia y por negarse a apoyar a Mas en la investidura.

Convergència

Artur Mas reduce el número de diputados a la mitad. Cuando Artur Mas ganó sus primeras elecciones autonómicas, en el 2010, CiU logró 62 escaños. En los comicios del 2012, que decidió adelantar el propio presidente, cedieron 12. Después comenzó a atisbarse la posibilidad de un inédito sorpasso de ER. Ahora, como muleta de Esquerra en Junts pel Sí, Convergència tendrá en el Parlamento catalán 30 diputados. Esta formación ha pasado de partido hegemónico a comparsa en el proceso soberanista, diluido entre ER y las distintas plataformas que impulsaron la candidatura soberanista unitaria, como la Assemblea Nacional de Catalunya, Òmniun Cultura y Súmate. Sus pactos han desconcertado a parte de sus votantes tradicionales, catalanistas conservadores pero no secesionistas, partidarios de tensar la cuerda pero no de romperla y sin ningún vínculo ideológico con Esquerra.

Además, si la CUP, como sigue insistiendo, acaba vetando a Mas, Convergència no cuenta con la mejor nómina de sucesores presidenciales. El abogado Josep Rull es el coordinador general y figura en la lista de Junts pel Sí. Es célebre por su batacazo en las elecciones municipales de Tarrasa, donde cayó de nueve a tres concejales. Tampoco parece tener suficiente peso y carisma Jordi Turull, que ejerció como portavoz de CiU en el Parlamento.

Unió

Cien mil votos buscan partido. A Unió su escisión del frente separatista le ha costado quedarse fuera del Parlamento catalán. Pero hay otra lectura de sus resultados. Ha sumado más de cien mil votos. En otras legislaturas, con elecciones en las que no se registrara esta participación masiva, superior al 77 %, este partido hubiera obtenido escaños. La CUP en el 2012 logró tres diputados con veinte mil votos más de los que cosechó Unió. La cuestión es a qué partido pueden ir esas valiosas papeletas en futuras citas electorales.