Granados maniobró para hundir la carrera política de Ignacio González

Melchor Sáiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Ballesteros | EFE

Un pinchazo revela que buscó airear la reunión del expresidente con la policía para parar la investigación sobre su ático

28 jul 2015 . Actualizado a las 17:45 h.

Los papeles del caso Púnica dejan al descubierto más que nunca las guerras intestinas y descarnadas en el siempre convulso Partido Popular de Madrid. Francisco Granados maniobró en la sombra para conseguir hundir la carrera política de su compañero de partido Ignacio González al frente de la Comunidad de Madrid, puesto al que aspiraba incluso después de que Esperanza Aguirre designara a su vicepresidente como su sucesor en detrimento del entonces consejero de Presidencia.

Perdidas entre la multitud de pinchazos telefónicos a los que la Guardia Civil sometió al entonces consejero de la Presidencia por su vinculación a la trama Púnica, hay varias intervenciones telefónicas que demuestran que Granados no solo estaba al tanto de los supuestos intentos de González por paralizar la investigación sobre su polémico ático en Estepona sino que el exconsejero promovió de manera activa que esta información saliera a la luz.

Al final, y aunque el cabecilla de Púnica estaba ya en la cárcel, Granados consiguió que González fuese defenestrado y que ni siquiera fuera candidato del PP a la reelección a la Comunidad de Madrid, que finalmente acabó presidiendo, tras las elecciones de mayo pasado, la también popular Cristina Cifuentes. La enemistad entre Francisco Granados e Ignacio González era un hecho conocido. También lo mal que tomó Granados que Esperanza Aguirre no pensara en él cuando dejó la Presidencia, en septiembre del 2012.

Pero lo que no se sabía es que Granados había llegado a tanto. Las grabaciones del caso Púnica, en síntesis, le sitúan como principal impulsor de la campaña de desprestigio de González.

El fin de una carrera

Y, en particular, de ser quien hizo pública la famosa reunión que costó la carrera política al delfín de Aguirre: aquel encuentro en una cafetería de Madrid, la mañana del 29 de noviembre del 2011, entre el entonces vicepresidente regional y el polémico comisario de Asuntos Especiales de la Policía José Manuel Villarejo y el también comisario Enrique García Castaño. Una reunión que lo agentes grabaron y en la que supuestamente González pidió a los mandos policiales que paralizaran la investigación sobre la titularidad del verdadero propietario del ático de lujo que ocupaba en una exclusiva urbanización en Estepona, comprado a través de una sociedad off shore.

La existencia de aquella famosa reunión fue hecha pública por un medio de tirada nacional en marzo pasado. Pero mucho antes, la Guardia Civil grabó una misteriosa llamada al teléfono de Granados. Aquella conversación nada tenía que ver con la trama corrupta Púnica, pero se quedó perdida en el sumario. Ese día, un desconocido, un varón al que los agentes de la Guardia Civil no lograron identificar, llamó a Granados. Por el contexto, el desconocido y el exconsejero habían hablado antes sobre el tema del ático y las consecuencias judiciales que podría tener para González.

El «hombre», como le llaman los investigadores, le preguntó a Francisco Granados sobre cuestiones muy precisas de esa investigación. Y Granados respondió con igual exactitud a temas sobre el sumario, entonces secreto, demostrando que sabía que habían imputado al comisario de Marbella por investigar sin permiso al vicepresidente o que el comisario Villarejo ya había elaborado «informes» para implicar al delfín de Esperanza Aguirre

Al final de la conversación, Francisco Granados desveló exactamente lo que quería de ese misterioso «hombre»: que moviera el caso y que terminara por estallar.

El PP dice que las revelaciones de la trama Púnica le «abochornan, indignan y avergüenzan»

El PP se mostró contundente ante las revelaciones del caso Púnica tras el levantamiento de secreto del sumario. «Nos abochorna, nos indigna y nos avergüenza que cualquier persona que haya pertenecido al PP tenga comportamientos de esa índole e incluso conversaciones privadas en las que se dicen cosas absolutamente impresentables», explicó el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado.

El responsable popular además adelantó que el PP de Madrid va a analizar con atención el sumario para decidir sobre cargos y militantes que, hasta ahora, no había aparecido con la trama de corrupción que lideraba Francisco Granados. Casado dijo no descartar nuevos expedientes disciplinarios o expulsiones. Además, insistió en que el «99 % del PP» trabaja «15 horas al día» en clara alusión al exdiputado del PP José Miguel Moreno, que, en las conversaciones intervenidas, dice que se ha hecho parlamentario para tocarse «los huevos». El Partido Popular -insistió el vicesecretario- es una formación «honesta» con «decenas de miles de concejales que no cobran un duro y se dejan la piel».

Las revelaciones sobre la trama corrupta que expande sus tentáculos por Madrid, Murcia, Valencia y León también fueron valoradas por los socialistas. Su secretario de Organización, César Luena, exigió «explicaciones y responsabilidades» a Mariano Rajoy, al entender que esta nueva red creció «con el visto bueno y bajo el liderazgo del presidente». Para el PSOE el nexo entre ambos casos es claro. «La cultura de la corrupción de nuevo ligada al funcionamiento cotidiano del PP».