El tiempo exprés en el que el Congreso ha aprobado la reforma deja bien claro que se trata de una medida tomada al calor del caso Monago, y no de un deseo de aplicar mayor control y transparencia a los viajes de los diputados. El nuevo reglamento supone un avance mínimo sobre el modelo actual. Pero, sobre todo, sigue teniendo un enorme déficit de transparencia. El Congreso y el Senado no solo no publicarán en su página web todos y cada uno de los viajes con su correspondiente coste y justificación, como piden varios partidos, sino que se limitará a dar publicidad al coste total de los desplazamientos de todos los diputados y senadores durante un trimestre, sin hacer siquiera un listado por grupos parlamentarios. Esos datos, además, se publicarán una vez que esos gastos han sido ya abonados.
Lo más grave de este modelo, y de lo que no ha quejado ningún grupo parlamentario, es que supone que los partidos pueden seguir cargando al Congreso unos gastos que son estrictamente de partido, aunque sean políticos, lo que implica una vía de financiación suplementaria encubierta. De esta manera, cada vez que se organiza un acto de partido, una convención o cualquier acontecimiento similar, las fuerzas políticas pueden cargar al presupuesto de las cámaras los desplazamientos de todos sus dirigentes que tienen un escaño, aliviando así sus cuentas.
La reglamentación de los viajes de los parlamentarios es diversa en todos los países europeos. Pero, en general, la transparencia es mucho mayor y el sistema tiende a abonar una cantidad fija destinada a desplazamientos o a dar a cada parlamentario un abono que le permite viajar gratis en tren por todo el país, pagándosele aparte el gasto de un avión si se considera imprescindible y está debidamente justificado. Este último es el sistema que se utiliza en Alemania, en donde los parlamentarios sufragan los deslazamientos entre su circunscripción y Berlín de una partida de 4.204 euros netos al mes con la que deben pagar también una vivienda en la capital alemana y los costes de una oficina en su circunscripción.
Los miembros del Parlamento Europeo, además de viajar gratis a Bruselas o Estrasburgo, tienen 4.243 euros anuales para viajes realizados fuera de su Estado propio como parte de su trabajo. Además, tienen derecho al reintegro de 24 viajes de ida y vuelta dentro de su propio Estado.
Con todo, la reforma aprobada ayer supone un avance de lo que hasta ahora era una auténtica barra libre de viajes para diputados y senadores españoles. Podían viajar sin control ni límite, nadie les pedía cuentas ni justificantes ni se comprobaba la finalidad de sus viajes. Simplemente, pedían los billetes que querían a la agencia de viajes que trabaja con el Congreso y el Senado y se les entregaban sin preguntas.