Ana Botella, una pata coja en Madrid

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez JUEGO DE TRONOS

ESPAÑA

09 sep 2014 . Actualizado a las 20:49 h.

Ana Botella ha tirado la toalla. La mujer de José María Aznar (una sombra que ha oscurecido siempre su figura) se ha apeado de la carrera por ser cabeza de cartel del PP en Madrid en las municipales del 2015. Aparentemente ella ha renunciado. En realidad se ha evitado el bochorno de que su partido -que no gusta de candidatos perdedores- proclamara otro candidato o candidata con más posibilidades de defender un feudo fundamental en el mapa del poder municipal en España.

La popularidad de Ana Botella era baja. En la memoria de sus tres años en el poder pesan más los fracasos, las polémicas, los conflictos y las situaciones ridículas (aquel relaxing cup of coffee fue demoledor) que cualquier posible acierto de gestión, aunque es justo reconocer que ha gobernado lastrada por una pesadísima herencia, la de la deuda descomunal generada por su predecesor, Alberto Ruiz Gallardón, en las arcas madrileñas.

Lo que le queda de mandato será aún peor. A Botella la compararán con Obama y será una «pata coja». En el argot político estadounidense se denomina así a los presidentes que repiten mandato y que en su último año en el poder no tienen la suficiente influencia para poder sacar adelante políticas de alcance.

El resto de actores políticos de Madrid y los círculos de poder del PP no le van a hacer mucho caso a la alcaldesa en los próximos meses. Estarán más pendientes del líder o lideresa que designe Rajoy para mantener Madrid. Botella tendrá que cohabitar con él y con ella; hacerle caso a sus propuestas, planes y proyectos; y recibir críticas, de la oposición y de su partido. Tampoco le vendría mal aprenderse la letra del Así estoy yo sin ti de Sabina: cuando llegue la jornada electoral se sentirá «extraña como un pato en el Manzanares».