Retorciendo la razón

ESPAÑA

23 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

NEn la Frontera

ada hay más irracional que apropiarse de la razón. Los más nefastos episodios de la historia se han asentado siempre sobre la imposición de una determinada idea. La política, la buena política, es siempre un equilibrio de intereses diversos, en los que a veces ganan temporalmente unos y otras veces otros, pero a la larga la inmensa mayoría se siente satisfecha con lo conseguido. Nada de esto se da en el proceso soberanista, en el que cada paso no hace sino ahondar en la división de los catalanes. Los nacionalistas no han tenido reparos en romper los consensos políticos y ahora pretenden seguir adelante con su desafío en base al dictamen de un consejo consultivo partido en dos.

Es lo malo de las cruzadas, que en aras de un fin predeterminado se acaba sacrificando todo, personas, instituciones y hasta la razón. Porque argumentar, como hizo ayer Homs, que el dictamen les ampara para convocar la consulta soberanista es retorcer la realidad para hacer ver que es como uno quiere que sea, aunque no lo sea. No es ya que la mitad de los consejeros aprecien en el texto evidencias de inconstitucionalidad. No es ya que la diferenciación entre consulta y referendo sea un ardid semántico que el Constitucional despreció cuando lo intentó Ibarretxe. Es que la piedra angular del dictamen es que la Generalitat puede consultar a los catalanes solo sobre lo que es de su competencia. Y obviamente la soberanía no lo es. Por mucho que se empeñen quienes solo quieren ver una razón, la suya, aunque sea ajena a la realidad.