Una cuestión de perspectiva

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

02 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ocurre a menudo que la vista de un bonito paisaje se estropea cuando nos acercamos y vemos la basura que no se apreciaba desde lejos. Al final, como casi todo en la vida, es cuestión de perspectiva. La de Mariano Rajoy está condicionada por una hoja de ruta fijada al inicio de la legislatura. Se trataba de aplicar el bisturí al principio para exhibir músculo en la parte final, cuando de verdad se juegan las elecciones. Y ha llegado ese momento, especialmente tras el duro aviso que supusieron las europeas. Entramos ya en período preelectoral y el presidente quiere marcar el terreno de juego, porque la primera impresión es la que condiciona todas las demás.

La recuperación es incuestionable. Tan cierta como que las cifras ofrecidas por Rajoy son solo una parte de la realidad. Los datos agregados son positivos y un motivo de esperanza. Pero cuando se desagregan se aprecian los costes de una reactivación basada en la devaluación salarial. El presidente se atribuyó el mérito de la mejoría, que atribuyó al esfuerzo de los españoles y a sus reformas estructurales. Ha aplicado con éxito las recetas de Bruselas y tiene motivos para sacar pecho en ese sentido. Pero si el modelo da resultados, también es cierto que es pagando un precio. Es cierto que hasta ahora la reanimación del mercado laboral requería crecimientos económicos más intensos, pero también es verdad que esta mejoría se fundamenta en una precarización del empleo y salarios más bajos. Es cierto que el Gobierno no ha reducido nominalmente las pensiones, pero han crecido por debajo de la inflación y, con su reforma, mermará el poder adquisitivo de los jubilados del futuro.

Y, sobre todo, está por ver cómo se transmite la recuperación al conjunto de la sociedad, que es lo que los ciudadanos esperan y aún no ven. De momento, la desigualdad no ha dejado de aumentar durante la crisis y amenaza con polarizar aún más la sociedad si no se toman medidas redistributivas que hagan un reparto más equitativo de los recursos. Pedro Sánchez instó al presidente a pisar la calle, porque es cierto que el común de los ciudadanos no comparte el optimismo de Rajoy. Pero también es verdad que, como dijo a propósito de la reforma de la Constitución, es necesario conocer cuál es la alternativa real, con medidas concretas. Lo que hay es lo que hay, y si alguien ofrece algo mejor, tiene que demostrarlo.