Derrotados

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

26 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los procesos electorales han dejado de ser, si es que alguna vez lo fueron, el espacio para el análisis y el debate, y se han convertido en una guerra en la que lo único que importa es ganar, da igual cómo. Pero ocurre que a menudo la devastación tras la contienda es de tal magnitud que casi no hay triunfadores, solo derrotados. El primero, el sistema democrático. Que quienes dan la espalda a las urnas sean más que quienes han ido a votar es la contundente evidencia del nivel de desafección política. Los ciudadanos desconfían de sus representantes, y lo mínimo que deben hacer estos es reconocerlo y obrar en consecuencia. Intentar camuflar su fracaso con regates en corto solo sirve para ahondar su fosa. Han perdido el PP y el PSOE, que han visto esfumarse casi la mitad de sus votos. Con el apoyo de solo una décima parte del censo total es difícil para Rajoy justificar sus políticas. El hundimiento socialista no tiene paliativos, y Rubalcaba debe plantearse ya la jubilación. El triunfo del soberanismo en Cataluña es otra grave derrota de quienes han sido incapaces de detener esa peligrosa deriva. En esta línea de voto de castigo al establishment hay que interpretar la irrupción de Podemos, que ha sabido atraer a los desencantados con el sistema y que se ha beneficiado del carisma mediático de su líder. Ahora deberán demostrar que son algo más que una estrella fugaz.