Jugando al gato y al ratón

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

10 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Los dos candidatos llevan días jugando al gato y al ratón con el debate televisado. En realidad, es el primer asalto del combate que disputarán ante las cámaras. Cada uno quiere imponer las condiciones que le favorecen, pero pretende que no se le note. E intenta dejar al otro en evidencia. El pan nuestro de cada campaña. Como si el debate fuera una ocurrencia, un capricho al que se recurre cuando interesa y que se desprecia si no conviene. Lo cual demuestra el escaso aprecio que le dan nuestros políticos, que lo valoran como una herramienta oportunista dentro de sus respectivas estrategias de campaña. No como lo que es, como lo que debería ser: como un derecho fundamental de los ciudadanos y una obligación ineludible para los candidatos. Ni siquiera debería ser necesaria una norma escrita que impusiera los debates en campaña. Tendría que ser una elemental cuestión de conciencia democrática. Porque son los ciudadanos los depositarios de la voluntad política, y a ellos deben someterse quienes aspiren a representarlos. El debate público es consustancial a la democracia, y no solo entre unos selectos candidatos, como es habitual en España, sino entre todos los aspirantes. Lo demás es jugar al gato y al ratón, pero con los ciudadanos.