Un libro que desmitifica al rey

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

J.M.PASTOR

Pilar Urbano sitúa al monarca como inspirador de una operación contra Suárez que pretendía colocar a Armada en la presidencia del Gobierno

06 abr 2014 . Actualizado a las 11:50 h.

Revisión de la historia oficial EL PAPEL DE DON JUAN CARLOS en el 23-F

El pasado jueves, la Casa del Rey desmintió el contenido de un libro crítico con don Juan Carlos. «Pura ficción imposible de creer». Así se calificaba desde Zarzuela la obra de la periodista Pilar Urbano La gran desmemoria. ¿Qué tiene de especial este libro para que se produzca un desmentido oficial, frente a otros muchos que han tratado de involucrar al rey en el golpe de Estado del 23-F? En primer lugar, las fuentes que cita la autora, con el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez y el ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo a la cabeza. Y, en segundo término, que no involucra directamente al monarca en el 23-F, pero sí en una operación anterior para descabalgar a Suárez de la Moncloa y sustituirlo mediante una moción de censura por el general Alfonso Armada, que terminaría siendo el cerebro del golpe.

Suárez aborta la maniobra

La tesis de Urbano es que en 1980, cuando el rey perdió la confianza en Suárez, impulsó un plan contra él, diseñado desde el Cesid. Este plan contaba con la aquiescencia del entonces líder de la oposición, Felipe González, y de un buen número de diputados de UCD dispuestos a traicionar a su jefe de filas. Y era conocido también, entre otros, por Manuel Fraga, líder de AP. Fue el propio Suárez, advertido de la maniobra, quien la abortó presentando por sorpresa su dimisión e impidiendo que se consumara la moción de censura que debía dar paso a un Gobierno presidido por Armada.

La frustración de los militares implicados en la operación Armada, inspirada en la que había protagonizado el general francés De Gaulle en 1958, fue la que propició el golpe posterior del 23-F. Aunque incluso después de la dimisión de Suárez, el rey exploró la posibilidad de que Armada presidiera el nuevo Gobierno en lugar de Calvo Sotelo, este le convenció finalmente de su idoneidad para asumir el relevo. El 11 de febrero de 1981, el rey había abandonado ya su plan. Y, cuando doce días después Tejero entra en el Congreso y el general Milans del Bosch se subleva en Valencia, el monarca no apoya ese golpe y lo frena, aunque en última instancia permite que Armada acuda al Congreso a negociar con Tejero ofreciéndose a encabezar un Gobierno de coalición en el que Felipe González sería vicepresidente y Fraga, ministro de Defensa. La negativa de Tejero impide que triunfe ese plan. La actuación del rey durante el golpe descrita en el libro de Urbano se asemeja bastante a la versión canónica. Pero queda claro que el 23-F es una consecuencia de la operación Armada.

La obra no solo echa por tierra la neutralidad política que se le ha atribuido al rey en la primera etapa democrática, sino que describe una relación tormentosa entre el monarca y Adolfo Suárez, narrando durísimos enfrentamientos entre ambos.

Operación de Gaulle

El rey maniobra contra Suárez. Tras las elecciones de 1979 ganadas por UCD, arreciaron las críticas a Suárez desde todos los ámbitos. La oposición, los militares, empresarios, banqueros y hasta sus compañeros de UCD lo cuestionaban ante el rey. El comandante Cortina, miembro del Cesid, planteó a don Juan Carlos dos opciones: crear un ambiente de golpe de Estado que forzara a Suárez a abandonar la Moncloa, o impulsar una moción de censura que diera paso a un Gobierno de concentración nacional presidido por el empresario José Ángel Sánchez Asiaín o el general Armada. El rey, según la autora, aceptó esta segunda vía con la premisa de que se respetara la Constitución.

González acepta a Armada

«La voluntad del rey». El rey compartió este plan con Sabino Fernández Campo que, a su vez, lo comentó el 5 de julio de 1980 con el general José Ramón Pardo de Santayana, al que explicó que ya se había «hablado con muchos políticos» y que «hasta los socialistas estarían de acuerdo». Después, en una comida con Felipe González, Gregorio Peces Barba y Enrique Múgica, que según la autora le relató el propio Sabino, González se mostró dispuesto a entrar en ese Gobierno de concentración. Y a la propuesta de que estuviera presidido por Armada, el socialista respondió que «la figura del general Armada, aunque personalmente no le conocemos, podría ser bien aceptada por nosotros». «La voluntad del rey es que ese Gobierno de muchos, de cuantos más mejor, se forme en tiempo breve», contestó entonces Fernández Campo.

Discusión en Moncloa

El rey quiere a Armada cerca. El 10 de enero de 1981, el rey se presenta en la Moncloa de improviso y reclama a Suárez que traslade al general Armada a Madrid para tenerlo cerca. Suárez se niega y advierte al jefe del Estado de que Armada es «un golpista», lo que da lugar a una acalorada discusión en la que el presidente llega a zafarse de un tirón cuando don Juan Carlos le agarra por el codo.