Una vía muerta que usará Mas para culpar al Gobierno de que no deja decidir a los catalanes

e. c. redacción / madrid

ESPAÑA

Una independentista permanece frente a la protesta soberanista celebrada ayer ante el Parlamento catalán mientras se debatía una propuesta para reclamar el derecho de convocar referendos.
Una independentista permanece frente a la protesta soberanista celebrada ayer ante el Parlamento catalán mientras se debatía una propuesta para reclamar el derecho de convocar referendos. a. GEA < / span>rEUTERS< / span>

17 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Artur Mas ha dado un paso más en su estudiada hoja de ruta que terminará en unas elecciones plebiscitarias tras las cuales pretende que el Parlamento catalán declare de forma unilateral la independencia. Porque el presidente sabe de sobra, al igual que su socio Oriol Junqueras, que la consulta convocada para el 9 de noviembre no se va a celebrar. Ya se lo ha dejado meridianamente claro Mariano Rajoy, quien se ha mostrado rotundo y en esto no va a cambiar de opinión. Además cuenta con el respaldo de Alfredo Pérez Rubalcaba. La vía elegida, instar al Congreso que le delegue la competencia para celebrar un referendo de autodeterminación no tiene recorrido. Nace muerta. Va a ser rechazada cuando se debata en marzo o, a más tardar, a principios de abril. Pero al binomio Mas-Junqueras no le importa. Al contrario, les viene muy bien dentro de su estrategia. Su objetivo es escenificar que el Gobierno, con el respaldo del principal partido de la oposición, no permite a los catalanes ejercer lo que han bautizado en una fórmula de gran calado mediático como derecho a decidir.

No imitará a Ibarretxe

Mas no está dispuesto a cometer el error de Ibarretxe cuando tuvo el valor de acudir a la Cámara baja a defender su plan y fue vapuleado. Hay quienes piensan que utilizará ese rechazo para convocar de forma unilateral la consulta, pero eso choca con sus reiteradas declaraciones de que solo se celebrará si es por la vía legal. El Gobierno catalán dice que hay otras cuatro vías para que se celebre. Podría recurrir a la ley de consultas catalana, pero el Gobierno la impugnaría y paralizaría el proceso.

La hoja de ruta no parece, al menos en el actual escenario, forzar la consulta con la oposición frontal del Gobierno, que dispone incluso del arma del artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía, que Rajoy no parece dispuesto a utilizar. Mas va a aprovechar los diez meses que restan para la fecha fijada para el referendo para escenificar que Madrid no deja votar a los catalanes. De momento, ya ha logrado demoler al PSC y cree que poniéndose al frente del independentismo evitará el anunciado sorpasso de ERC.