Durán y Homs evidencian en público el cisma en el seno de CiU

C. Reino / P. de las Heras BARCELONA, MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Sáenz de Santamaría acusa a Mas de abrir un proceso que «nadie quiere»

19 oct 2013 . Actualizado a las 11:28 h.

Casi no hay día que pase en el que no se desate una nueva polémica en CiU. Pocas horas después de que el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, advirtiese que la federación corre el riesgo de romperse por culpa del proceso soberanista, y además cuestionara el memorial de agravios presentado por la Generalitat, uno de los dirigentes más destacados de Convergència, el consejero Francesc Homs, no se mordió la lengua para cargar contra Duran, sobre quien sembró dudas de su lealtad con los socios de coalición.

Homs, dirigente de la máxima confianza de Mas y alineado en el sector más soberanista de Convergència, el mismo que atribuye a Duran el descenso electoral de CiU, acusó al dirigente democristiano de cambiar radicalmente de criterio -«él sabrá por qué»- en relación al dinero que la Generalitat cree que el Estado le debe en inversión en infraestructuras por la disposición adicional tercera del Estatut. «Siempre defendió lo contrario», dijo Homs. Es decir, que los agravios denunciados no son 750 millones como mantiene ahora Duran, sino 3.500 millones como asegura la Generalitat.

En Convergència sentó como un tiro que el número dos de CiU haya cuestionado el listado de deslealtades del Estado hacia Cataluña y se haya puesto del lado del Gobierno central. De ahí que Homs evitara cerrar filas y se mostrara dubitativo a la hora de opinar si el democristiano es leal con Convergencia. «Él debe de pensar que sí, yo quiero pensar que sí», dijo.

Duran no tardó en replicarle y a través de la carta semanal que envía a su militancia hurgó en la herida de la división que también hay entre los convergentes. Por un lado, destacó que dirigentes como Felip Puig, consejero independentista, se ha mostrado favorable a retrasar la consulta porque cree que la independencia es prácticamente imposible y además apuesta por un referendo con varias preguntas, lo que enerva a sus socios y a Esquerra. Asimismo se dedicó a abonar la teoría de la crisis en CiU con una frase de su cosecha: «CiU es un gran invento y no sería bueno que se rompiera. Defiendo su vigencia, pero no la eternidad. Nada humano es eterno», remató.

Llamamiento a la sensatez

El plante de Mas a Sáenz de Santamaría en el acto de los premios de Foment elevó la tensión entre los dos Ejecutivos después de los últimos capítulos de desencuentros por el debate soberanista, los presupuestos generales del Estado y el informe sobre los agravios del Estado hacia la Generalitat que ha elaborado el Ejecutivo de Mas.

El presidente catalán culpó ayer al Gobierno central del origen del problema protocolario y explicó que no asistió para preservar el «prestigio» de la Generalitat después de que el Ejecutivo pidiera que la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, cerrara el turno de discursos.

La vicepresidenta, tras la reunión semanal del Consejo de Ministro, dio a entender que ella permaneció ajena al enredo que, por otro lado, a su juicio no admite demasiada discusión. «Soy muy respetuosa con el trabajo de los demás. Cuando voy a un acto yo me limito a prepararme lo que quiero decir, que es mi parte del trabajo -dijo-: los servicios de protocolo de Moncloa hacen lo que marcan las normas».

Los reproches a Mas no vinieron, de hecho, por este asunto, sino por algo más de fondo. Al hilo de la advertencia lanzada en el Congreso por el líder de Unió, Duran i Lleida, sobre el riesgo real de que Cataluña declare de forma unilateral su independencia si el Estado no es capaz de articular una respuesta que permita encauzar los anhelos soberanistas de su ciudadanía, la vicepresidenta advirtió de que todos los políticos tienen «una responsabilidad» y llamó a la «sensatez». «Hago una apelación a la estabilidad, que es lo que se está demandando, y a no abrir procesos que luego los que los transitan no saben cómo cerrar, que derivan en algo que nadie quiere», adujo.